El noveno día del Inkfest comenzó mal para Jeff The Killer. Todavía atrapado en la maldición que lo hacía parecerse a su primo, Jeff The Hugger, pensó que no podía empeorar... hasta que lo hizo. Desde que se despertó, la mala suerte lo seguía a cada paso. Tropezó con sus propias botas, se le derramó café hirviendo en la mano, y por si fuera poco, su cuchillo favorito desapareció misteriosamente.

—¡No puede ser...! ¿Qué sigue ahora, caerme en mi propio cuchillo? —gruñó con sarcasmo mientras intentaba abrir la puerta de su casa, solo para que el pomo se rompiera en sus manos.

Todo lo que intentaba hacer terminaba en desastre. Jeff estaba convencido de que la maldita apariencia de Hugger había traído una dosis extra de mala suerte. Mientras caminaba por Ficrol, esquivando obstáculos que parecían surgir de la nada, se dio cuenta de que esta mala suerte no era coincidencia.

—¡Perfecto! ¡Como si no fuera suficiente parecerme a ese tonto de Hugger, ahora también tengo su maldita suerte! —murmuraba furioso mientras un pájaro le dejaba caer algo en la cabeza.

Con la paciencia al borde del colapso, Jeff decidió que ya era hora de romper el hechizo. Se dirigió a la misma tienda donde todo comenzó, dispuesto a enfrentarse a quien fuera responsable de este desastre.

—Voy a romper este maldito hechizo, ¡y cuando lo haga, todo Ficrol va a lamentarlo! —exclamó, decidido a recuperar su habitual suerte... o al menos su aspecto aterrador.

#Inkfest DIA 9
El noveno día del Inkfest comenzó mal para Jeff The Killer. Todavía atrapado en la maldición que lo hacía parecerse a su primo, Jeff The Hugger, pensó que no podía empeorar... hasta que lo hizo. Desde que se despertó, la mala suerte lo seguía a cada paso. Tropezó con sus propias botas, se le derramó café hirviendo en la mano, y por si fuera poco, su cuchillo favorito desapareció misteriosamente. —¡No puede ser...! ¿Qué sigue ahora, caerme en mi propio cuchillo? —gruñó con sarcasmo mientras intentaba abrir la puerta de su casa, solo para que el pomo se rompiera en sus manos. Todo lo que intentaba hacer terminaba en desastre. Jeff estaba convencido de que la maldita apariencia de Hugger había traído una dosis extra de mala suerte. Mientras caminaba por Ficrol, esquivando obstáculos que parecían surgir de la nada, se dio cuenta de que esta mala suerte no era coincidencia. —¡Perfecto! ¡Como si no fuera suficiente parecerme a ese tonto de Hugger, ahora también tengo su maldita suerte! —murmuraba furioso mientras un pájaro le dejaba caer algo en la cabeza. Con la paciencia al borde del colapso, Jeff decidió que ya era hora de romper el hechizo. Se dirigió a la misma tienda donde todo comenzó, dispuesto a enfrentarse a quien fuera responsable de este desastre. —Voy a romper este maldito hechizo, ¡y cuando lo haga, todo Ficrol va a lamentarlo! —exclamó, decidido a recuperar su habitual suerte... o al menos su aspecto aterrador. #Inkfest DIA 9
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