Escapar no siempre es la primera opción cuando se trata de personas valientes. Escapar es de cobardes, de negadores.

Vengo a decirles que escapar es una solución consciente, que se lleva a cabo luego de que entiendes que muchas otras opciones no están a tu alcance y esa termina siendo la única en la cual nadie sale herido.

Vi a muchos sufrir allí, vi a muchos llorar y luchar contra los efectos secundarios de las medicinas, vi muchos querer suicidarse y ver cómo al otro día ponían rejas con más barrotes para que no se ahorquen con las sábanas dejándose caer por las ventanas y cambiarnos los zapatos para que no nos tentemos de asfixiarnos con los cordones. ¿Cómo no iba a escapar? Estaba en la mira, como todos los demás, solo que no reaccionaba igual. Éramos conejillos de indias para esos hombres que experimentaban con nuestros cuerpos y mentes.

Recuerdo que cuando salí por el pasillo que comunicaba la cocina con el patio trasero, lloraba. Lloraba por la impotencia de no tener lo suficiente para sacarlos a todos. Ellos merecían la misma libertad que yo, no seguir siendo expuestos. Se ve que esas plegarias silenciosas fueron escuchadas porque cuando me involucré con Yuri y entendiendo cuál era la situación, dejó de avalar el suministro de esos fármacos y envió a especialistas calificados para que pudieran salvar a esos niños. Lamentablemente, nunca pude serle franca con lo que me pasaba a mí. No las usaba siempre, ese era el tema en cuestión. Me las auto suministraba. Cuando me las daban, las guardaba y las tomaba en otro horario, haciendo que causen otros efectos despertando habilidades deprimidas normalmente por falta de entrenamiento. Por eso escapé con una buena cantidad en el bolso, para usarlas en el caso de tener que pensar con claridad como cuando me tuve que ir.

Quién hubiera dicho que esa porquería me ayuda a calcular cada movimiento que ejecuto cuando se trata de hacer ajustes de cuentas y limpieza especial. Les mentiría si les dijera que no amo sentirme serena eliminando, torturando o simplemente amenazando al que tengo enfrente cuando el labor lo requiere. No solo es hacer un buen trabajo, es la capacidad de observar hasta el más ínfimo detalle para la próxima misión.
Escapar no siempre es la primera opción cuando se trata de personas valientes. Escapar es de cobardes, de negadores. Vengo a decirles que escapar es una solución consciente, que se lleva a cabo luego de que entiendes que muchas otras opciones no están a tu alcance y esa termina siendo la única en la cual nadie sale herido. Vi a muchos sufrir allí, vi a muchos llorar y luchar contra los efectos secundarios de las medicinas, vi muchos querer suicidarse y ver cómo al otro día ponían rejas con más barrotes para que no se ahorquen con las sábanas dejándose caer por las ventanas y cambiarnos los zapatos para que no nos tentemos de asfixiarnos con los cordones. ¿Cómo no iba a escapar? Estaba en la mira, como todos los demás, solo que no reaccionaba igual. Éramos conejillos de indias para esos hombres que experimentaban con nuestros cuerpos y mentes. Recuerdo que cuando salí por el pasillo que comunicaba la cocina con el patio trasero, lloraba. Lloraba por la impotencia de no tener lo suficiente para sacarlos a todos. Ellos merecían la misma libertad que yo, no seguir siendo expuestos. Se ve que esas plegarias silenciosas fueron escuchadas porque cuando me involucré con Yuri y entendiendo cuál era la situación, dejó de avalar el suministro de esos fármacos y envió a especialistas calificados para que pudieran salvar a esos niños. Lamentablemente, nunca pude serle franca con lo que me pasaba a mí. No las usaba siempre, ese era el tema en cuestión. Me las auto suministraba. Cuando me las daban, las guardaba y las tomaba en otro horario, haciendo que causen otros efectos despertando habilidades deprimidas normalmente por falta de entrenamiento. Por eso escapé con una buena cantidad en el bolso, para usarlas en el caso de tener que pensar con claridad como cuando me tuve que ir. Quién hubiera dicho que esa porquería me ayuda a calcular cada movimiento que ejecuto cuando se trata de hacer ajustes de cuentas y limpieza especial. Les mentiría si les dijera que no amo sentirme serena eliminando, torturando o simplemente amenazando al que tengo enfrente cuando el labor lo requiere. No solo es hacer un buen trabajo, es la capacidad de observar hasta el más ínfimo detalle para la próxima misión.
Me entristece
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