Día 1 Halloween #Inkfest
Acaricia una pequeña estatua de un gato negro molesto, tenía los pelos de punta, la boca abierta y sus grandes ojos amarillos completamente abiertos.
Sería algo muy lindo para decorar en mi nueva y temporal casa, me quedaría un poco de más tiempo solo para poder disfrutar de este mes. Una de las pocas cosas que ambas disfrutábamos era Halloween, la única festividad en la que no debía de escondernos del mundo. Un pequeño respiro de todo.
Dejo la estatua sobre la estantería que estaba en la sala y me dirijo a la cocina. Abro el refri resiviendome de primeras una cabeza pálida y azul de un niño con los disparejos, la mandíbula abierta, con la boca llena de sangre seca, una broma de mal gusto que tenía hacia mis presas.
Ignoro la cabeza y detrás de ella saco un toper pesado. Estaba ambrienta, y ¿Que mejor cosa que comer las tiernas costillas del niño?
Los huesos flexibles y blando con la tierna carne juvenil, un auténtico mangar.
Cierro la nevera y me ocupo en preparar adecuadamente la carne y los huesos, cuando en ese momento escucho algo caer en la sala.
Le apagó a la estufa y voy a la sala para revisar lo que podría ser. No podían ser los originales residentes de la casa ya que no se encontraban pues vivos.
Miro con cuidado en la sala y no logro notar nada extraño hasta que miro el librero y noto la ausencia del gato. Me agachó y busco la estatua pensando que se abría caído y lo más seguro roto al ser de porcelana.
Pero nada. Qué extraño.
Camino al rededor de la sala buscando la estatua pero sin tener éxito, a lo que suelto un suspiro.
En eso logro ver algo moverse por el rabillo del ojo, a lo que volteo la cabeza de inmediato pero no había nada.
Camino hasta donde había visto la sombre y por un instante logro ver un gato identico al que había puesto, antes de que esté corriera desapareciendo de mi vista.
- ¿Pero que demonios? -
Trepó sobre el sofá y veo al gato frente a mi que al verme bufa y sisea para después salir corriendo.
Me quedo por un segundo atónita ¿Acaso la estatua abría cobrado vida? ¿Pero como o porqué?
Sin tardar más tiempo me apresuró en correr tras el gato para atraparlo.
Ya tendría tiempo para averiguar que era lo que estaba sucediendo. Corro por toda la casa intentando de apatraparle, pero era muy aguil y veloz lo que termino de que muchas cosas terminarán en el piso o los muebles volteados.
Hasta que en un descuido del felino logro abalanzarme sobre el y atrapar volviendo a su estado de estatua.
Me quedo preprelga por unos minutos mirando la estatua de gato ¿Cómo había cobrado vida? Después de un rato me rindo en encontrarle alguna lógica por lo que lo llevo de nuevo a donde lo había puesto en primer lugar, si volvía a cobrar vida dejaría que andará por la casa al fin y acabo solo era un gato.
¿Que podría salir mal?
Acaricia una pequeña estatua de un gato negro molesto, tenía los pelos de punta, la boca abierta y sus grandes ojos amarillos completamente abiertos.
Sería algo muy lindo para decorar en mi nueva y temporal casa, me quedaría un poco de más tiempo solo para poder disfrutar de este mes. Una de las pocas cosas que ambas disfrutábamos era Halloween, la única festividad en la que no debía de escondernos del mundo. Un pequeño respiro de todo.
Dejo la estatua sobre la estantería que estaba en la sala y me dirijo a la cocina. Abro el refri resiviendome de primeras una cabeza pálida y azul de un niño con los disparejos, la mandíbula abierta, con la boca llena de sangre seca, una broma de mal gusto que tenía hacia mis presas.
Ignoro la cabeza y detrás de ella saco un toper pesado. Estaba ambrienta, y ¿Que mejor cosa que comer las tiernas costillas del niño?
Los huesos flexibles y blando con la tierna carne juvenil, un auténtico mangar.
Cierro la nevera y me ocupo en preparar adecuadamente la carne y los huesos, cuando en ese momento escucho algo caer en la sala.
Le apagó a la estufa y voy a la sala para revisar lo que podría ser. No podían ser los originales residentes de la casa ya que no se encontraban pues vivos.
Miro con cuidado en la sala y no logro notar nada extraño hasta que miro el librero y noto la ausencia del gato. Me agachó y busco la estatua pensando que se abría caído y lo más seguro roto al ser de porcelana.
Pero nada. Qué extraño.
Camino al rededor de la sala buscando la estatua pero sin tener éxito, a lo que suelto un suspiro.
En eso logro ver algo moverse por el rabillo del ojo, a lo que volteo la cabeza de inmediato pero no había nada.
Camino hasta donde había visto la sombre y por un instante logro ver un gato identico al que había puesto, antes de que esté corriera desapareciendo de mi vista.
- ¿Pero que demonios? -
Trepó sobre el sofá y veo al gato frente a mi que al verme bufa y sisea para después salir corriendo.
Me quedo por un segundo atónita ¿Acaso la estatua abría cobrado vida? ¿Pero como o porqué?
Sin tardar más tiempo me apresuró en correr tras el gato para atraparlo.
Ya tendría tiempo para averiguar que era lo que estaba sucediendo. Corro por toda la casa intentando de apatraparle, pero era muy aguil y veloz lo que termino de que muchas cosas terminarán en el piso o los muebles volteados.
Hasta que en un descuido del felino logro abalanzarme sobre el y atrapar volviendo a su estado de estatua.
Me quedo preprelga por unos minutos mirando la estatua de gato ¿Cómo había cobrado vida? Después de un rato me rindo en encontrarle alguna lógica por lo que lo llevo de nuevo a donde lo había puesto en primer lugar, si volvía a cobrar vida dejaría que andará por la casa al fin y acabo solo era un gato.
¿Que podría salir mal?
Día 1 Halloween #Inkfest
Acaricia una pequeña estatua de un gato negro molesto, tenía los pelos de punta, la boca abierta y sus grandes ojos amarillos completamente abiertos.
Sería algo muy lindo para decorar en mi nueva y temporal casa, me quedaría un poco de más tiempo solo para poder disfrutar de este mes. Una de las pocas cosas que ambas disfrutábamos era Halloween, la única festividad en la que no debía de escondernos del mundo. Un pequeño respiro de todo.
Dejo la estatua sobre la estantería que estaba en la sala y me dirijo a la cocina. Abro el refri resiviendome de primeras una cabeza pálida y azul de un niño con los disparejos, la mandíbula abierta, con la boca llena de sangre seca, una broma de mal gusto que tenía hacia mis presas.
Ignoro la cabeza y detrás de ella saco un toper pesado. Estaba ambrienta, y ¿Que mejor cosa que comer las tiernas costillas del niño?
Los huesos flexibles y blando con la tierna carne juvenil, un auténtico mangar.
Cierro la nevera y me ocupo en preparar adecuadamente la carne y los huesos, cuando en ese momento escucho algo caer en la sala.
Le apagó a la estufa y voy a la sala para revisar lo que podría ser. No podían ser los originales residentes de la casa ya que no se encontraban pues vivos.
Miro con cuidado en la sala y no logro notar nada extraño hasta que miro el librero y noto la ausencia del gato. Me agachó y busco la estatua pensando que se abría caído y lo más seguro roto al ser de porcelana.
Pero nada. Qué extraño.
Camino al rededor de la sala buscando la estatua pero sin tener éxito, a lo que suelto un suspiro.
En eso logro ver algo moverse por el rabillo del ojo, a lo que volteo la cabeza de inmediato pero no había nada.
Camino hasta donde había visto la sombre y por un instante logro ver un gato identico al que había puesto, antes de que esté corriera desapareciendo de mi vista.
- ¿Pero que demonios? -
Trepó sobre el sofá y veo al gato frente a mi que al verme bufa y sisea para después salir corriendo.
Me quedo por un segundo atónita ¿Acaso la estatua abría cobrado vida? ¿Pero como o porqué?
Sin tardar más tiempo me apresuró en correr tras el gato para atraparlo.
Ya tendría tiempo para averiguar que era lo que estaba sucediendo. Corro por toda la casa intentando de apatraparle, pero era muy aguil y veloz lo que termino de que muchas cosas terminarán en el piso o los muebles volteados.
Hasta que en un descuido del felino logro abalanzarme sobre el y atrapar volviendo a su estado de estatua.
Me quedo preprelga por unos minutos mirando la estatua de gato ¿Cómo había cobrado vida? Después de un rato me rindo en encontrarle alguna lógica por lo que lo llevo de nuevo a donde lo había puesto en primer lugar, si volvía a cobrar vida dejaría que andará por la casa al fin y acabo solo era un gato.
¿Que podría salir mal?