- Acércate a mí... No tengas miedo, no te are daño. No por ahora -

Doy media vuelta mientras mi mirada sobre ti era pesada, taladrando hasta que tu alma quedará expuesta ante mi, dando la sensación de que la despedazaria en cualquier momento aún con mis ojos ojerosos y una sonrisa inquietante adornadaba mi rostro.

- O quizás si, no lo sé. Tendrás que arriesgarte -