Mair recorría las calles de la ciudad, notando los cambios que esta había sufrido. Después de todo, hacía muchos años que no había vuelto.
-Es extraordinaria, extrañaba tanto este ambiente, a las personas, esta energía... incluso el aire es más puro.
Las edificaciones, aunque más modernas, mantenían su tonalidad clara y ese brillo característico que reflejaba la luz del sol, dándole a la ciudad un aire casi etéreo. Las calles, con su inmaculada blancura, parecían haber sido ampliadas, llenas de gente que se movía con una energía que Mair había olvidado. La atmósfera le resultaba a la vez familiar y nueva, como si la ciudad se hubiera transformado en su ausencia, pero sin perder su esencia.
Al caminar, se encontró con una plaza que solía frecuentar en su juventud. Los árboles seguían proyectando sus sombras delicadas sobre el pavimento claro, y aunque los bancos habían sido renovados, todo parecía intacto en sus recuerdos. Se sentó un momento, cerrando los ojos para disfrutar de la brisa suave y de la sensación de pertenecer de nuevo a aquel lugar tan especial.
-Es extraordinaria, extrañaba tanto este ambiente, a las personas, esta energía... incluso el aire es más puro.
Las edificaciones, aunque más modernas, mantenían su tonalidad clara y ese brillo característico que reflejaba la luz del sol, dándole a la ciudad un aire casi etéreo. Las calles, con su inmaculada blancura, parecían haber sido ampliadas, llenas de gente que se movía con una energía que Mair había olvidado. La atmósfera le resultaba a la vez familiar y nueva, como si la ciudad se hubiera transformado en su ausencia, pero sin perder su esencia.
Al caminar, se encontró con una plaza que solía frecuentar en su juventud. Los árboles seguían proyectando sus sombras delicadas sobre el pavimento claro, y aunque los bancos habían sido renovados, todo parecía intacto en sus recuerdos. Se sentó un momento, cerrando los ojos para disfrutar de la brisa suave y de la sensación de pertenecer de nuevo a aquel lugar tan especial.
Mair recorría las calles de la ciudad, notando los cambios que esta había sufrido. Después de todo, hacía muchos años que no había vuelto.
-Es extraordinaria, extrañaba tanto este ambiente, a las personas, esta energía... incluso el aire es más puro.
Las edificaciones, aunque más modernas, mantenían su tonalidad clara y ese brillo característico que reflejaba la luz del sol, dándole a la ciudad un aire casi etéreo. Las calles, con su inmaculada blancura, parecían haber sido ampliadas, llenas de gente que se movía con una energía que Mair había olvidado. La atmósfera le resultaba a la vez familiar y nueva, como si la ciudad se hubiera transformado en su ausencia, pero sin perder su esencia.
Al caminar, se encontró con una plaza que solía frecuentar en su juventud. Los árboles seguían proyectando sus sombras delicadas sobre el pavimento claro, y aunque los bancos habían sido renovados, todo parecía intacto en sus recuerdos. Se sentó un momento, cerrando los ojos para disfrutar de la brisa suave y de la sensación de pertenecer de nuevo a aquel lugar tan especial.