Y un día, simplemente sucedió. Bajo sus narices, en algun momento de la noche, sin que pudiera hacer nada al respecto.
Creyó que estas cosas dejarían de pasarle al abandonar su Japón natal y alejarse de su hogar ancestral.
Pero la decepcion vino de la mano, de la mas profunda impotencia.
Estaba destruidos, lo estuvo por unos minutos en lo que cayó al suelo derrotado por la circunstancia, con su albornoz oriental flotando y cayendo pacíficamente al piso. Sin embargo, la sensación de derrota le duró poco, apretó los puños y se levantó de entre sus penas, para mirar a todos lados con ira, pues sus lagrimas no disminuirían no un ápice, su deseo de venganza.
Salió de ahí, y le gritó al mundo lo que su refrigerador habia sufrido en silencio:
Creyó que estas cosas dejarían de pasarle al abandonar su Japón natal y alejarse de su hogar ancestral.
Pero la decepcion vino de la mano, de la mas profunda impotencia.
Estaba destruidos, lo estuvo por unos minutos en lo que cayó al suelo derrotado por la circunstancia, con su albornoz oriental flotando y cayendo pacíficamente al piso. Sin embargo, la sensación de derrota le duró poco, apretó los puños y se levantó de entre sus penas, para mirar a todos lados con ira, pues sus lagrimas no disminuirían no un ápice, su deseo de venganza.
Salió de ahí, y le gritó al mundo lo que su refrigerador habia sufrido en silencio:
Y un día, simplemente sucedió. Bajo sus narices, en algun momento de la noche, sin que pudiera hacer nada al respecto.
Creyó que estas cosas dejarían de pasarle al abandonar su Japón natal y alejarse de su hogar ancestral.
Pero la decepcion vino de la mano, de la mas profunda impotencia.
Estaba destruidos, lo estuvo por unos minutos en lo que cayó al suelo derrotado por la circunstancia, con su albornoz oriental flotando y cayendo pacíficamente al piso. Sin embargo, la sensación de derrota le duró poco, apretó los puños y se levantó de entre sus penas, para mirar a todos lados con ira, pues sus lagrimas no disminuirían no un ápice, su deseo de venganza.
Salió de ahí, y le gritó al mundo lo que su refrigerador habia sufrido en silencio: