—No está nada mal —dijo, girando lentamente, dejando que el kimono se abriera y cerrara con cada movimiento—. Debería probar más atuendos de otros rincones del mundo. ¿Quién diría que vestirse puede ser tan... divertido?
—No está nada mal —dijo, girando lentamente, dejando que el kimono se abriera y cerrara con cada movimiento—. Debería probar más atuendos de otros rincones del mundo. ¿Quién diría que vestirse puede ser tan... divertido?
Me gusta
Me encocora
4
0 turnos 0 maullidos 103 vistas
Patrocinados
Patrocinados