*Sus labios rojos y frondosos se abrieron, pronunciando aquellas palabras que harían nacer de su palma, el cuervo de ojos amarillos, envuelto en una sabía púrpura que sacudiría con sus alas, dejándola derramarse hacia el suelo*.

— Mi querido cómplice, necesito de ti, ve a ese lugar que solo los demonios pueden entrar, y muéstrame lo que tus ojos pueden ver.

*Aradia dejó partir al alado, sin retirar la vista esmeralda de él, hasta que se perdió en la oscuridad de la noche, ingresó a su modesta morada, pacientemente esperaría su retorno y enterarse de dichas noticias que al parecer no eran de su agrado. *
*Sus labios rojos y frondosos se abrieron, pronunciando aquellas palabras que harían nacer de su palma, el cuervo de ojos amarillos, envuelto en una sabía púrpura que sacudiría con sus alas, dejándola derramarse hacia el suelo*. — Mi querido cómplice, necesito de ti, ve a ese lugar que solo los demonios pueden entrar, y muéstrame lo que tus ojos pueden ver. *Aradia dejó partir al alado, sin retirar la vista esmeralda de él, hasta que se perdió en la oscuridad de la noche, ingresó a su modesta morada, pacientemente esperaría su retorno y enterarse de dichas noticias que al parecer no eran de su agrado. *
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