La noche ya ha caído por completo, envolviendo mi hogar en su manto oscuro. Con una copa de vino en la mano. El suave sonido del líquido moviéndose en la copa es casi tan relajante como el propio sabor.

Al llevarla a mis labios, me permito un respiro. Este vino, mi única indulgencia, es lo que me mantiene cuerdo en medio de tanta oscuridad. A veces me pregunto si, en otra vida, habría podido disfrutar de estas noches sin el peso de lo que soy. Pero eso ya no importa.
La noche ya ha caído por completo, envolviendo mi hogar en su manto oscuro. Con una copa de vino en la mano. El suave sonido del líquido moviéndose en la copa es casi tan relajante como el propio sabor. Al llevarla a mis labios, me permito un respiro. Este vino, mi única indulgencia, es lo que me mantiene cuerdo en medio de tanta oscuridad. A veces me pregunto si, en otra vida, habría podido disfrutar de estas noches sin el peso de lo que soy. Pero eso ya no importa.
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