El sol de la tarde bañaba el jardín en tonos dorados mientras hojas y flores se mecían suavemente al ritmo del viento. Un suave crujido en la madera vieja llamó la atención de (....), quien estaba sentada en una banca debajo de la pérgola. Al alzar la vista, se encontró con dos grandes ojos curiosos que la observaban desde lo alto.

Un pequeño gato blanco asomaba su cabeza entre las hojas, colgando boca abajo, como si intentara descubrir qué hacía la persona ahí. Sus orejas rosas se iluminaban con la luz del sol, y las sombras juguetonas de las plantas bailaban sobre su pelaje esponjoso.

"¿Tú también te escondes del mundo, pequeño?" murmuró (....), sonriendo. Para su sorpresa, el gato inclinó su cabecita y, con una voz suave y juguetona, respondió: "¿Quieres jugar?"

(....) parpadeó, atónit@; antes de que pudiera reaccionar, el gato soltó una risita traviesa y desapareció entre el follaje, dejando tras de sí solo el sonido suave de las hojas moviéndose.
El sol de la tarde bañaba el jardín en tonos dorados mientras hojas y flores se mecían suavemente al ritmo del viento. Un suave crujido en la madera vieja llamó la atención de (....), quien estaba sentada en una banca debajo de la pérgola. Al alzar la vista, se encontró con dos grandes ojos curiosos que la observaban desde lo alto. Un pequeño gato blanco asomaba su cabeza entre las hojas, colgando boca abajo, como si intentara descubrir qué hacía la persona ahí. Sus orejas rosas se iluminaban con la luz del sol, y las sombras juguetonas de las plantas bailaban sobre su pelaje esponjoso. "¿Tú también te escondes del mundo, pequeño?" murmuró (....), sonriendo. Para su sorpresa, el gato inclinó su cabecita y, con una voz suave y juguetona, respondió: "¿Quieres jugar?" (....) parpadeó, atónit@; antes de que pudiera reaccionar, el gato soltó una risita traviesa y desapareció entre el follaje, dejando tras de sí solo el sonido suave de las hojas moviéndose.
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