" π™ΏπšŠπšπš›πšŽ πš—πšžπšŽπšœπšπš›πš˜, 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜𝚝á𝚜 πšŽπš— πš•πš˜πšœ πšŒπš’πšŽπš•πš˜πšœ "









Su cuerpo estaba tirado en el sofá de su oficina, el estrés lo estaba matando. Los problemas solo parecían llegar uno tras otro. Y lo único que lo atormentaba eran aquellas palabras que habían salido de la boca de aquella mujer.

Tomo una de las fichas que estaban dispersas en el suelo. Eran todas de hombres que trabajaban para el padre de Kiev. Uno le llamo la atención.


"π‘Ίπ’‚π’π’•π’Šπ’‡π’Šπ’„π’‚π’…π’ 𝒔𝒆𝒂 𝒕𝒐𝒖 π’π’π’Žπ’†"

El señor Marco Isagaretti, un hombre cristiano de 45 años, que se dedicaba al tráfico de personas, alguien muy activo en la iglesia, ofreciendo donaciones en nombre de Dios.

"π‘½π’†π’π’ˆπ’‚ 𝒂 𝒏𝒐𝒔𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒕𝒖 π’“π’†π’Šπ’π’"

Se levantó del sofá con la intención de hacer el trabajo. Normalmente ese hombre iba a la iglesia en la tarde, sus hombres vigilaban todo el lugar, así que tenía que ver cómo entrar.

— ¿Y si me visto de padre? — Sonrió y chasqueo los dedos ante la idea. Hacia tiempo que no se disfrazaba.

"𝑯áπ’ˆπ’‚π’”π’† 𝒕𝒖 𝒗𝒐𝒍𝒖𝒏𝒕𝒂𝒅 𝒆𝒏 𝒍𝒂 π’•π’Šπ’†π’“π’“π’‚ π’„π’π’Žπ’ 𝒆𝒏 𝒆𝒍 π’„π’Šπ’†π’π’"

— Puedes hablar hermano.

Estaba del otro lado del confesionario, escuchando atentamente cada delito cometido y que iba a cometer aquel hombre.

"𝑫𝒂𝒏𝒐𝒔 π’‰π’π’š, 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒏 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒅í𝒂; 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐𝒏𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒐𝒇𝒆𝒏𝒔𝒂𝒔."

— Una cosa más. — El viejo señor añadió — Deseo a una mujer. Y creo que la voy a tomar a la fuerza. Se que es malo, pero ella es preciosa como una joya ,y la quiero para mí, incluso su nombre le hace justicia... "Rubí"

"π’„π’π’Žπ’ π’•π’‚π’Žπ’ƒπ’Šé𝒏 𝒏𝒐𝒔𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 π’‘π’†π’“π’…π’π’π’‚π’Žπ’π’” 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒔 𝒐𝒇𝒆𝒏𝒅𝒆𝒏; "

La mirada de Ryan se oscureció, sus latidos se aceleraron, su sangre hervía y su cuerpo temblaba de rabia. Solo cerro los ojos un segundo, y ya estába sobre él, la sangre se escurría de sus manos y la escena era de horror.

Su cuerpo y respiración agitado, lo decía todo. Había perdido el control.


" 𝒏𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒋𝒆𝒔 𝒄𝒂𝒆𝒓 𝒆𝒏 𝒍𝒂 π’•π’†π’π’•π’‚π’„π’Šó𝒏, π’š 𝒍í𝒃𝒓𝒂𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 π’Žπ’‚π’. "

— Amén. — Sus dedos temblantes y sangrientos, dibujaban una cruz en el aire.
" π™ΏπšŠπšπš›πšŽ πš—πšžπšŽπšœπšπš›πš˜, 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜𝚝á𝚜 πšŽπš— πš•πš˜πšœ πšŒπš’πšŽπš•πš˜πšœ " Su cuerpo estaba tirado en el sofá de su oficina, el estrés lo estaba matando. Los problemas solo parecían llegar uno tras otro. Y lo único que lo atormentaba eran aquellas palabras que habían salido de la boca de aquella mujer. Tomo una de las fichas que estaban dispersas en el suelo. Eran todas de hombres que trabajaban para el padre de Kiev. Uno le llamo la atención. "π‘Ίπ’‚π’π’•π’Šπ’‡π’Šπ’„π’‚π’…π’ 𝒔𝒆𝒂 𝒕𝒐𝒖 π’π’π’Žπ’†" El señor Marco Isagaretti, un hombre cristiano de 45 años, que se dedicaba al tráfico de personas, alguien muy activo en la iglesia, ofreciendo donaciones en nombre de Dios. "π‘½π’†π’π’ˆπ’‚ 𝒂 𝒏𝒐𝒔𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒕𝒖 π’“π’†π’Šπ’π’" Se levantó del sofá con la intención de hacer el trabajo. Normalmente ese hombre iba a la iglesia en la tarde, sus hombres vigilaban todo el lugar, así que tenía que ver cómo entrar. — ¿Y si me visto de padre? — Sonrió y chasqueo los dedos ante la idea. Hacia tiempo que no se disfrazaba. "𝑯áπ’ˆπ’‚π’”π’† 𝒕𝒖 𝒗𝒐𝒍𝒖𝒏𝒕𝒂𝒅 𝒆𝒏 𝒍𝒂 π’•π’Šπ’†π’“π’“π’‚ π’„π’π’Žπ’ 𝒆𝒏 𝒆𝒍 π’„π’Šπ’†π’π’" — Puedes hablar hermano. Estaba del otro lado del confesionario, escuchando atentamente cada delito cometido y que iba a cometer aquel hombre. "𝑫𝒂𝒏𝒐𝒔 π’‰π’π’š, 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒏 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒅í𝒂; 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐𝒏𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒐𝒇𝒆𝒏𝒔𝒂𝒔." — Una cosa más. — El viejo señor añadió — Deseo a una mujer. Y creo que la voy a tomar a la fuerza. Se que es malo, pero ella es preciosa como una joya ,y la quiero para mí, incluso su nombre le hace justicia... "Rubí" "π’„π’π’Žπ’ π’•π’‚π’Žπ’ƒπ’Šé𝒏 𝒏𝒐𝒔𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 π’‘π’†π’“π’…π’π’π’‚π’Žπ’π’” 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒔 𝒐𝒇𝒆𝒏𝒅𝒆𝒏; " La mirada de Ryan se oscureció, sus latidos se aceleraron, su sangre hervía y su cuerpo temblaba de rabia. Solo cerro los ojos un segundo, y ya estába sobre él, la sangre se escurría de sus manos y la escena era de horror. Su cuerpo y respiración agitado, lo decía todo. Había perdido el control. " 𝒏𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒋𝒆𝒔 𝒄𝒂𝒆𝒓 𝒆𝒏 𝒍𝒂 π’•π’†π’π’•π’‚π’„π’Šó𝒏, π’š 𝒍í𝒃𝒓𝒂𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 π’Žπ’‚π’. " — Amén. — Sus dedos temblantes y sangrientos, dibujaban una cruz en el aire.
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