—Estoy harto de ustedes ¡inútiles! Cada día me pregunto porque demonios no dejé que se los comieran, no sirven para nada. ¡Tsk!
Tuerce la boca en un gesto de fastidio y se retira azotando la puerta tras de si, ni cuenta se da de que el imbécil de Dan terminó con la nariz aplastada por esta.
Tuerce la boca en un gesto de fastidio y se retira azotando la puerta tras de si, ni cuenta se da de que el imbécil de Dan terminó con la nariz aplastada por esta.
—Estoy harto de ustedes ¡inútiles! Cada día me pregunto porque demonios no dejé que se los comieran, no sirven para nada. ¡Tsk!
Tuerce la boca en un gesto de fastidio y se retira azotando la puerta tras de si, ni cuenta se da de que el imbécil de Dan terminó con la nariz aplastada por esta.