「 Even before I knew it 」Priv.c/Heeseung Lee
[Lee_space20] ⸻⟢
– Te encontré –.
Sonó esa voz a espaldas del contrario, como si viniese desde lejos, como si ya no quedasen fuerzas en esas cuerdas vocales después de aquel día que se hizo eterno, más eterno que su propia existencia. Y bastó con que se volteara para confirmarlo con los ojos embebidos en una angustia que no nacía desde la tristeza sino desde un tangible y tan ajeno cansancio.
Se hacían sobre su rostro las marcas de los golpes que había recibido esa mañana y notable la inestabilidad con la que, dueño de tantas emociones extrañas, ahora debía lidiar. Avanzó así, sin pensarlo, casi como si aquel fuese el encuentro de dos almas conocidas, de dos viejos amigos y es que aunque ese chico no supiera, lo había estado observando por tanto tiempo, lo sentía tan cercano – Al fin… –.
Se compungía al pronunciarse y siendo la primera vez en que cada consonante se ataba a su vocal en medio de aquel plano, una sonrisa que pronto iba a desvanecerse precedió a aquel nombre...
– Heeseung –.
Iba a avanzar, iba hacia él, necesitaba tanto acortar la distancia. No obstante el aire se le fue, al igual que se quebraba ese último hilo de vitalidad que sostenía luego de haber vivido como un mortal por contadas horas, padeciéndolo como el peor de los martirios.
Se desvaneció frente a su protegido, delante de ese muchacho a quien había elegido al fin, convencido de que sería el indicado, el que le daría finalmente la posibilidad de graduarse como ángel guardián. Yacía desmayado a sus pies, a merced de la bondad de quien, sabía, por extraño que todo resultase, no iba a dejarlo sólo.
– Te encontré –.
Sonó esa voz a espaldas del contrario, como si viniese desde lejos, como si ya no quedasen fuerzas en esas cuerdas vocales después de aquel día que se hizo eterno, más eterno que su propia existencia. Y bastó con que se volteara para confirmarlo con los ojos embebidos en una angustia que no nacía desde la tristeza sino desde un tangible y tan ajeno cansancio.
Se hacían sobre su rostro las marcas de los golpes que había recibido esa mañana y notable la inestabilidad con la que, dueño de tantas emociones extrañas, ahora debía lidiar. Avanzó así, sin pensarlo, casi como si aquel fuese el encuentro de dos almas conocidas, de dos viejos amigos y es que aunque ese chico no supiera, lo había estado observando por tanto tiempo, lo sentía tan cercano – Al fin… –.
Se compungía al pronunciarse y siendo la primera vez en que cada consonante se ataba a su vocal en medio de aquel plano, una sonrisa que pronto iba a desvanecerse precedió a aquel nombre...
– Heeseung –.
Iba a avanzar, iba hacia él, necesitaba tanto acortar la distancia. No obstante el aire se le fue, al igual que se quebraba ese último hilo de vitalidad que sostenía luego de haber vivido como un mortal por contadas horas, padeciéndolo como el peor de los martirios.
Se desvaneció frente a su protegido, delante de ese muchacho a quien había elegido al fin, convencido de que sería el indicado, el que le daría finalmente la posibilidad de graduarse como ángel guardián. Yacía desmayado a sus pies, a merced de la bondad de quien, sabía, por extraño que todo resultase, no iba a dejarlo sólo.
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– Te encontré –.
Sonó esa voz a espaldas del contrario, como si viniese desde lejos, como si ya no quedasen fuerzas en esas cuerdas vocales después de aquel día que se hizo eterno, más eterno que su propia existencia. Y bastó con que se volteara para confirmarlo con los ojos embebidos en una angustia que no nacía desde la tristeza sino desde un tangible y tan ajeno cansancio.
Se hacían sobre su rostro las marcas de los golpes que había recibido esa mañana y notable la inestabilidad con la que, dueño de tantas emociones extrañas, ahora debía lidiar. Avanzó así, sin pensarlo, casi como si aquel fuese el encuentro de dos almas conocidas, de dos viejos amigos y es que aunque ese chico no supiera, lo había estado observando por tanto tiempo, lo sentía tan cercano – Al fin… –.
Se compungía al pronunciarse y siendo la primera vez en que cada consonante se ataba a su vocal en medio de aquel plano, una sonrisa que pronto iba a desvanecerse precedió a aquel nombre...
– Heeseung –.
Iba a avanzar, iba hacia él, necesitaba tanto acortar la distancia. No obstante el aire se le fue, al igual que se quebraba ese último hilo de vitalidad que sostenía luego de haber vivido como un mortal por contadas horas, padeciéndolo como el peor de los martirios.
Se desvaneció frente a su protegido, delante de ese muchacho a quien había elegido al fin, convencido de que sería el indicado, el que le daría finalmente la posibilidad de graduarse como ángel guardián. Yacía desmayado a sus pies, a merced de la bondad de quien, sabía, por extraño que todo resultase, no iba a dejarlo sólo.
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible