Morning problems
||— Sé libre de responder si gustas, no hay una idea muy fija del starter. Me sigo acostumbrando a esta nueva plataforma —||
El sol asomaba en el horizonte, pálido, anunciando el comienzo de la mañana resplandeciendo en el rocío que decoraba con cuidado los rosales. Para variar, la señorita de la casa se había escabullido por ahí y Malakai, que ansiaba gozar de un día libre en mucho tiempo, no deseó quedarse a que lo obligaran de niñero (otra vez).
Con ropas más sencillas (según él) y la cascada negra por cabello cayendo por un costado, se escabulló ágilmente por los jardines acompañado de un gato esponjoso que tenía pinta de haber dormido cuarenta y ocho horas seguidas. Su plan era dirigirse a la ciudad, de esas con caminos adoquinados y que parecían atrapadas un siglo atrás en el tiempo, igual que el propio Kai.
—Mira que monta un caos cuando quiere —se quejó con su gato. Dejó ir un suspiro y el minino maulló, ofendido de tener que caminar—. Tú también eres un mimado. Venga, es día de mercado, vamos a ver si nos topamos algo interesante.
Se echó el gato persa al hombro, que enseguida reanudó su siesta.
—Gato flojo.
El sol asomaba en el horizonte, pálido, anunciando el comienzo de la mañana resplandeciendo en el rocío que decoraba con cuidado los rosales. Para variar, la señorita de la casa se había escabullido por ahí y Malakai, que ansiaba gozar de un día libre en mucho tiempo, no deseó quedarse a que lo obligaran de niñero (otra vez).
Con ropas más sencillas (según él) y la cascada negra por cabello cayendo por un costado, se escabulló ágilmente por los jardines acompañado de un gato esponjoso que tenía pinta de haber dormido cuarenta y ocho horas seguidas. Su plan era dirigirse a la ciudad, de esas con caminos adoquinados y que parecían atrapadas un siglo atrás en el tiempo, igual que el propio Kai.
—Mira que monta un caos cuando quiere —se quejó con su gato. Dejó ir un suspiro y el minino maulló, ofendido de tener que caminar—. Tú también eres un mimado. Venga, es día de mercado, vamos a ver si nos topamos algo interesante.
Se echó el gato persa al hombro, que enseguida reanudó su siesta.
—Gato flojo.
||— Sé libre de responder si gustas, no hay una idea muy fija del starter. Me sigo acostumbrando a esta nueva plataforma —||
El sol asomaba en el horizonte, pálido, anunciando el comienzo de la mañana resplandeciendo en el rocío que decoraba con cuidado los rosales. Para variar, la señorita de la casa se había escabullido por ahí y Malakai, que ansiaba gozar de un día libre en mucho tiempo, no deseó quedarse a que lo obligaran de niñero (otra vez).
Con ropas más sencillas (según él) y la cascada negra por cabello cayendo por un costado, se escabulló ágilmente por los jardines acompañado de un gato esponjoso que tenía pinta de haber dormido cuarenta y ocho horas seguidas. Su plan era dirigirse a la ciudad, de esas con caminos adoquinados y que parecían atrapadas un siglo atrás en el tiempo, igual que el propio Kai.
—Mira que monta un caos cuando quiere —se quejó con su gato. Dejó ir un suspiro y el minino maulló, ofendido de tener que caminar—. Tú también eres un mimado. Venga, es día de mercado, vamos a ver si nos topamos algo interesante.
Se echó el gato persa al hombro, que enseguida reanudó su siesta.
—Gato flojo.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible