—Le hizo llamar en un lugar abandonado, concretamente, le abrió un portal a Adán a Skyrim, concretamente a las ruinas de Soledad, la capital imperial junto a la promesa que sería poco tiempo por lo que no habria consecuencias.

Era noche cerrada y las ruinas de los edificios se alzaban chirriantes sobre sus esqueletos y los de los habitantes calcinados por el propio Alduin antes de marcharse. Tan solo el sonido de las frías corrientes de aire que sonaban como lamentos acompañarían al intruso de otro mundo, así como el único olor capaz de ser distinguido era precisamente el de la ceniza y el azufre.

—Nu, min lund kiir, presta atención —se escuchó la profunda voz del dragón que había tomado una vez más la forma de ángel, mientras salía del gran edificio que una vez fue el palacio del gobernante de aquella ciudad—. Soy la voz en tus pesadillas —conronuó, con los brazos tras la espalda, y las alas entrecerradas—. Te he traído algo...—comentó, pero algo estaba realmente mal, sus ojos brillaban más rojos que nunca, y en su pecho había una granan ha qué chorreaba, además de que sus alas estaban mal cuidadas y algunas plumas faltaban.

—Lo he arrancado de mi pecho. —aseguró con una sonrisa demente y mostrando lo que tenía a su espalda—. Tengo el poder con este corazón de chantajear los parpados— Y es que efectivamente, entre sus garras, Alduin sostenía su palpitante corazón, el cual seguía sangrando.

Continuó acercándose al padre de la humanidad lentamente, casi pareciendo estudiar sus reacciones, listo para saltar sobre él si trataba de escapar

—Canto hasta que llegue un nuevo día, un brillo en el firmamento ¡Mi corazón arde!—wxclamó a la vez que abría las heridas y maltrechas alas, y dicho órgano se prendía fuego, así como los alrededores sin dejar de acercarse a él como un depredador a su presa.
—Vendran a visitarte en la noche. Demonios, fantasmas, draugrs—comentó sin importarle que efectivamente, estos últimos, estaban alzándose siendo los cascarones vacíos y calcinados de los habitantes de la ciudad, empezando a pasearse por ella, gimiendo como si las llamas que volvían a asomar Soledad les estuvieran recordando la tragedia—Se arrastran desde los túmulos, y mirarán debajo de tus mantas. —afiló la mirada con la misma sonrisa sanguinolenta —Nu, min lund kiir, presta atención. Soy la voz en tus pesadillas, te he traído algo. Una luz en el firmamento ¡Mi corazón arde!—con una mano lo agarró del cuello, sin cuidado de clavar sus varras en él para hacer chocar su espalda contra el muro de un edificio en ruinas. Alduin, había acorralado a Adán.

—Vendran en la noche, robaran tus pequeñas y cálidas lágrimas —acarició con sus garras el rostros de su pareja, manchandolo de la sangre, del corazón en llamas que aún sostenía—Esperan a que despierte la luna —agitó sus maltrechas alas, y algunas plumas negras cayeron al suelo, mientras sin dejar de sostener su corazón ahora agarró una de las manos de Adán y la puso sobre la herida en su pecho, obligandolo a meter la mano dentro para que, comprobase que, efectivamente no era un truco. Se había arrancado el corazón de verdad.

—Y las introducen en mis frías venas— con desprecio le soltó la muñeca para que dejase de tocar el hueco vacío en su pecho. Por qué sin él no lo necesitaba, sin él no lo quería.

—Nu, min lund kiir, presta atención. Soy la voz en tus pesadillas, canto hasta que llegue un nuevo día, un resplandor en el firmamento ¡Mi corazón arde! —y los rodeó de llamas ambos para que no escapase y tomase su ardiente corazón, mientras la capital de Skyrim era consumida por las llamas en un infierno una vez más a la vez que lo único que se escuchaba eran los lamentos de los draugr y las risas lunaticas del dragón en forma de angel—

https://youtu.be/5Y1wE4KpZTo?si=Il3JPh0u98C6qbjm
—Le hizo llamar en un lugar abandonado, concretamente, le abrió un portal a Adán a Skyrim, concretamente a las ruinas de Soledad, la capital imperial junto a la promesa que sería poco tiempo por lo que no habria consecuencias. Era noche cerrada y las ruinas de los edificios se alzaban chirriantes sobre sus esqueletos y los de los habitantes calcinados por el propio Alduin antes de marcharse. Tan solo el sonido de las frías corrientes de aire que sonaban como lamentos acompañarían al intruso de otro mundo, así como el único olor capaz de ser distinguido era precisamente el de la ceniza y el azufre. —Nu, min lund kiir, presta atención —se escuchó la profunda voz del dragón que había tomado una vez más la forma de ángel, mientras salía del gran edificio que una vez fue el palacio del gobernante de aquella ciudad—. Soy la voz en tus pesadillas —conronuó, con los brazos tras la espalda, y las alas entrecerradas—. Te he traído algo...—comentó, pero algo estaba realmente mal, sus ojos brillaban más rojos que nunca, y en su pecho había una granan ha qué chorreaba, además de que sus alas estaban mal cuidadas y algunas plumas faltaban. —Lo he arrancado de mi pecho. —aseguró con una sonrisa demente y mostrando lo que tenía a su espalda—. Tengo el poder con este corazón de chantajear los parpados— Y es que efectivamente, entre sus garras, Alduin sostenía su palpitante corazón, el cual seguía sangrando. Continuó acercándose al padre de la humanidad lentamente, casi pareciendo estudiar sus reacciones, listo para saltar sobre él si trataba de escapar —Canto hasta que llegue un nuevo día, un brillo en el firmamento ¡Mi corazón arde!—wxclamó a la vez que abría las heridas y maltrechas alas, y dicho órgano se prendía fuego, así como los alrededores sin dejar de acercarse a él como un depredador a su presa. —Vendran a visitarte en la noche. Demonios, fantasmas, draugrs—comentó sin importarle que efectivamente, estos últimos, estaban alzándose siendo los cascarones vacíos y calcinados de los habitantes de la ciudad, empezando a pasearse por ella, gimiendo como si las llamas que volvían a asomar Soledad les estuvieran recordando la tragedia—Se arrastran desde los túmulos, y mirarán debajo de tus mantas. —afiló la mirada con la misma sonrisa sanguinolenta —Nu, min lund kiir, presta atención. Soy la voz en tus pesadillas, te he traído algo. Una luz en el firmamento ¡Mi corazón arde!—con una mano lo agarró del cuello, sin cuidado de clavar sus varras en él para hacer chocar su espalda contra el muro de un edificio en ruinas. Alduin, había acorralado a Adán. —Vendran en la noche, robaran tus pequeñas y cálidas lágrimas —acarició con sus garras el rostros de su pareja, manchandolo de la sangre, del corazón en llamas que aún sostenía—Esperan a que despierte la luna —agitó sus maltrechas alas, y algunas plumas negras cayeron al suelo, mientras sin dejar de sostener su corazón ahora agarró una de las manos de Adán y la puso sobre la herida en su pecho, obligandolo a meter la mano dentro para que, comprobase que, efectivamente no era un truco. Se había arrancado el corazón de verdad. —Y las introducen en mis frías venas— con desprecio le soltó la muñeca para que dejase de tocar el hueco vacío en su pecho. Por qué sin él no lo necesitaba, sin él no lo quería. —Nu, min lund kiir, presta atención. Soy la voz en tus pesadillas, canto hasta que llegue un nuevo día, un resplandor en el firmamento ¡Mi corazón arde! —y los rodeó de llamas ambos para que no escapase y tomase su ardiente corazón, mientras la capital de Skyrim era consumida por las llamas en un infierno una vez más a la vez que lo único que se escuchaba eran los lamentos de los draugr y las risas lunaticas del dragón en forma de angel— https://youtu.be/5Y1wE4KpZTo?si=Il3JPh0u98C6qbjm
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