Kazuo entrenaba prácticamente a diario. Aunque en teoría no lo necesitaba , a pesar de aue aún no se había recuperado del todo de sus heridas, nunca faltaba a su rutina. Siempre quería superarse, descubrir hasta dónde llegaban sus fuerzas, cuál era su límite. Conocer cada palmo de su cuerpo y entender cómo reaccionaba ante cada movimiento era vital para él. Nunca sabía si su preparación era suficiente hasta que algún contratiempo se interponía en su camino; en esos momentos, el entrenamiento daba sus frutos, permitiendo que su cuerpo se moviera de forma automática.

Aquella noche, tras uno de los jinja de su templo, llevaba sus fuerzas al límite. Entrenar lo serenaba, despejaba su mente y le permitía aislarse de sus preocupaciones y cargas, al menos por un rato.
Kazuo entrenaba prácticamente a diario. Aunque en teoría no lo necesitaba , a pesar de aue aún no se había recuperado del todo de sus heridas, nunca faltaba a su rutina. Siempre quería superarse, descubrir hasta dónde llegaban sus fuerzas, cuál era su límite. Conocer cada palmo de su cuerpo y entender cómo reaccionaba ante cada movimiento era vital para él. Nunca sabía si su preparación era suficiente hasta que algún contratiempo se interponía en su camino; en esos momentos, el entrenamiento daba sus frutos, permitiendo que su cuerpo se moviera de forma automática. Aquella noche, tras uno de los jinja de su templo, llevaba sus fuerzas al límite. Entrenar lo serenaba, despejaba su mente y le permitía aislarse de sus preocupaciones y cargas, al menos por un rato.
Me gusta
Me encocora
3
0 turnos 0 maullidos 465 vistas
Patrocinados
Patrocinados