— No comprendo la agonía de la gente al realizar las tareas diarias; es tan sencillo, sólo deben conseguirse un esclavo de otra dimensión. Las cosas nunca fueron tan fáciles ahora que tengo mi propio sirviente; con lo facil que es tener a alguien que con solo chasquear tus dedos ya esté de rodillas.

> La fémina yacía recostada sobre el suelo, usando sus manos como soporte para su cabeza; de ese modo, le "facilitaba" al triángulo azul el cepillar su cabellera. Bien sabía que esa labor no le costaba esfuerzo, pero la tristeza emanada por la figura geométrica no tenía precio; su pan de cada día, lo que alegraba las mañanas de esa joven.

— Ten mucho cuidado, Will; si dañas mi cabello, te cortaré más manos. Si no sirven para peinar, no sirves para nada.

> Se aprovechaba de la ausencia de su hermano, quien siempre criticaba el uso que le daba al esclavo.