❏— ˚₊· ͟͟͞͞➳ ❝𝓒𝓪𝓷 𝔂𝓸𝓾 𝓱𝓮𝓪𝓻 𝓾𝓼?❞
Fandom AHS, Coven.
Categoría Terror
ㅤOtra noche más en la abrumadora soledad del campo. El silencio era tan absoluto que incluso el susurro del viento parecía una amenaza latente. Había completado su habitual ronda por el granero, asegurándose de que cada uno de los animales estuviera alimentado y protegido del frío penetrante que auguraba la inminente llegada del invierno. Con pasos rápidos, se dirigió de vuelta a su pequeña casa. Sus brazos, apretados contra su cuerpo, intentaban en vano detener el avance del frío que atravesaba la fina tela de su camiseta de mangas largas y el modesto pantalón de pijama, insuficientes para una noche tan helada.

ㅤEl chirrido agudo de la puerta de madera resonó en el silencio cuando la cerró, un eco perturbador en la quietud de la casa. No se molestó en girar la llave; su único deseo era alcanzar la cama lo más rápido posible, ansioso por envolverse en las mantas, buscando el consuelo del calor que su frágil refugio le ofrecía. Pero aquella calma, frágil e ilusoria, se desvaneció en un suspiro. Allí estaba, nuevamente, la figura oscura acechando desde la penumbra de la esquina del pasillo. La sonrisa perversa de aquel ser infernal brillaba en la oscuridad, haciendo que su piel se erizara con un terror que ya conocía demasiado bien.

ㅤMentiría si dijera que su presencia no lo paralizaba de puro miedo. Esos ojos vacíos, muertos, lo atravesaban sin piedad, y aquel rostro... una abominación grotesca, como si estuviera formado por fragmentos de carne putrefacta, ensamblados en un intento macabro de imitar lo humano. El sonido de sus carcajadas, estruendosas y malignas, resonaba en sus oídos, helándole la sangre hasta el último rincón de su ser. Sabía lo que estaba sucediendo: otra visión, otra de esas pesadillas vivientes de las que no podía escapar. Intentó gritar, como tantas veces antes, pero su voz permaneció atrapada en su garganta, silenciada por el terror.

⸻ Tendrás que rendirte y venir con nosotros. Sabías que vendríamos por ti, ¿no es así?

La voz siseante del ser rompió el silencio, como una sentencia de muerte. El joven se cubrió el rostro con las manos, sus respiraciones agitadas revelaban su creciente desesperación mientras buscaba refugio en sí mismo. Quería a su madre y a su abuela allí, junto a él, como lo habían estado en su niñez, protegiéndolo de las sombras que lo acechaban. No podía soportar esto solo.

⸻ ¡Aléjense de mí!

Gritó, arrodillado en el suelo, sus ojos fijos en aquellas horribles caras que lo miraban con burla.


⸻ Calie, cariño. ¿Acaso no quieres venir con nosotros?

ㅤLa voz de su abuela, distorsionada y manipulada por esas criaturas, hizo que algo dentro de él se rompiera. Aquella imitación perversa de la voz de su ser más querido fue demasiado. Las risas que lo rodeaban, un coro diabólico que parecía provenir de todas direcciones, lo desbordaban. Una rabia profunda empezó a bullir en su pecho, una furia tan intensa que casi desplazaba el miedo. No iba a dejar que lo arrastraran con ellos. No de esa manera.

⸻ ¡Cállense de una maldita vez! ¡Lárguense!

ㅤRugió con una voz desgarrada, sintiendo cómo el aire llenaba sus pulmones con un vigor desesperado. En un parpadeo, todo cambió. Estaba sentado en el sofá, su cuerpo tembloroso, cubierto de sudor frío. Había despertado, pero la realidad y la pesadilla se entrelazaban tan profundamente que ya no podía distinguirlas. Lágrimas amargas corrían por su rostro mientras su pecho se sacudía con sollozos incontrolables. ¿Era miedo lo que sentía? ¿O la rabia lo estaba devorando desde adentro?

Una última frase, resonando en lo profundo de su mente, como una advertencia olvidada.

❝ Las respuestas están donde se encuentran los huesos. ❞

Sabía que debía averiguar su significado, y sabía que no le quedaba mucho tiempo.
ㅤOtra noche más en la abrumadora soledad del campo. El silencio era tan absoluto que incluso el susurro del viento parecía una amenaza latente. Había completado su habitual ronda por el granero, asegurándose de que cada uno de los animales estuviera alimentado y protegido del frío penetrante que auguraba la inminente llegada del invierno. Con pasos rápidos, se dirigió de vuelta a su pequeña casa. Sus brazos, apretados contra su cuerpo, intentaban en vano detener el avance del frío que atravesaba la fina tela de su camiseta de mangas largas y el modesto pantalón de pijama, insuficientes para una noche tan helada. ㅤEl chirrido agudo de la puerta de madera resonó en el silencio cuando la cerró, un eco perturbador en la quietud de la casa. No se molestó en girar la llave; su único deseo era alcanzar la cama lo más rápido posible, ansioso por envolverse en las mantas, buscando el consuelo del calor que su frágil refugio le ofrecía. Pero aquella calma, frágil e ilusoria, se desvaneció en un suspiro. Allí estaba, nuevamente, la figura oscura acechando desde la penumbra de la esquina del pasillo. La sonrisa perversa de aquel ser infernal brillaba en la oscuridad, haciendo que su piel se erizara con un terror que ya conocía demasiado bien. ㅤMentiría si dijera que su presencia no lo paralizaba de puro miedo. Esos ojos vacíos, muertos, lo atravesaban sin piedad, y aquel rostro... una abominación grotesca, como si estuviera formado por fragmentos de carne putrefacta, ensamblados en un intento macabro de imitar lo humano. El sonido de sus carcajadas, estruendosas y malignas, resonaba en sus oídos, helándole la sangre hasta el último rincón de su ser. Sabía lo que estaba sucediendo: otra visión, otra de esas pesadillas vivientes de las que no podía escapar. Intentó gritar, como tantas veces antes, pero su voz permaneció atrapada en su garganta, silenciada por el terror. ⸻ Tendrás que rendirte y venir con nosotros. Sabías que vendríamos por ti, ¿no es así? La voz siseante del ser rompió el silencio, como una sentencia de muerte. El joven se cubrió el rostro con las manos, sus respiraciones agitadas revelaban su creciente desesperación mientras buscaba refugio en sí mismo. Quería a su madre y a su abuela allí, junto a él, como lo habían estado en su niñez, protegiéndolo de las sombras que lo acechaban. No podía soportar esto solo. ⸻ ¡Aléjense de mí! Gritó, arrodillado en el suelo, sus ojos fijos en aquellas horribles caras que lo miraban con burla. ⸻ Calie, cariño. ¿Acaso no quieres venir con nosotros? ㅤLa voz de su abuela, distorsionada y manipulada por esas criaturas, hizo que algo dentro de él se rompiera. Aquella imitación perversa de la voz de su ser más querido fue demasiado. Las risas que lo rodeaban, un coro diabólico que parecía provenir de todas direcciones, lo desbordaban. Una rabia profunda empezó a bullir en su pecho, una furia tan intensa que casi desplazaba el miedo. No iba a dejar que lo arrastraran con ellos. No de esa manera. ⸻ ¡Cállense de una maldita vez! ¡Lárguense! ㅤRugió con una voz desgarrada, sintiendo cómo el aire llenaba sus pulmones con un vigor desesperado. En un parpadeo, todo cambió. Estaba sentado en el sofá, su cuerpo tembloroso, cubierto de sudor frío. Había despertado, pero la realidad y la pesadilla se entrelazaban tan profundamente que ya no podía distinguirlas. Lágrimas amargas corrían por su rostro mientras su pecho se sacudía con sollozos incontrolables. ¿Era miedo lo que sentía? ¿O la rabia lo estaba devorando desde adentro? Una última frase, resonando en lo profundo de su mente, como una advertencia olvidada. ❝ Las respuestas están donde se encuentran los huesos. ❞ Sabía que debía averiguar su significado, y sabía que no le quedaba mucho tiempo.
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