3000 αñσѕ αℓ ησятє. ( 北方 3000 年 )
ㅤ(景) Jing; como el caballero distinguido que había sido en el pasado, en su primera vida lejana a esta última.
ㅤ(北) Bei; el norte cardinal que resguarda leyendas, dónde el Inframundo es helado y los demonios no temen perder su nombre y piel.
ㅤ(渊) Yuan; el abismo profundo dónde las almas se pierden en la oscuridad y el frío cristaliza hasta el más puro sentimiento.
ㅤTiempo pasado era aquel cuando al final de su primera vida sus ojos habían presenciado un lugar que las leyendas no podían hacer justicia. Miles de relatos del Inframundo se habían plasmado en bambú y papel, desde la eternidad hasta la actualidad, pero ninguno podía preparar a un alma mortal para lo que se encontraría al perder aquel cuerpo mortal. ¿Demonios y fuego?¿fantasmas y cadenas? Eran visiones dantescas y apocalípticas de un tortuoso paraje que espanta hasta al alma más atroz. ¿La realidad? La realidad aún vivía en sus sueños más profundos, lejanos a cualquier escena que los mortales imaginan.
ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable; el aroma de los lirios de araña recién florecidos impregnaba el lugar, los rojos pétalos decorando la vista de aquel paisaje que se asemejaba a un verdadero paraíso, aquella piedra dónde había dormido sesenta y tres años, una cascada cristalina en la cuál ropajes verdes y cabellera blanca eran reflejadas.
ㅤUna escena tan palpable y real, ¿Era esto un sueño o nuevamente había abandonado su mortalidad?
ㅤPasos se movían lentamente, arrastrándose con pesadez, la tela del hanfu típico se sentía tal como la recordaba luego de no haberla usado durante siglos, y en cuanto quedó a orillas de las aguas del olvido, sumergió un pie, seguidamente el otro… El fondo no se divisaba, pero el río no llegaba a cubrir sus tobillos, no obstante el frío del agua helaba hasta la última fibra de su humanidad.
ㅤUna sensación tan real que aún se debatía entre la realidad y un recuerdo de la muerte.
ㅤLos lirios de araña se desprendían de todos lados a su alrededor, cayendo arrastradas por una brisa imperceptible, primero serían un par, luego una docena, luego serían cientos, finalmente miles de ellas se esparcieron a su alrededor como una cascada de sangre que lo atrapaba en el centro de un rojo paraje, preguntándose de dónde vendrían tantas de ellas. De sus labios morados escaparía un suspiro tan agotado como ese viejo espíritu que siempre había sido, cerraría sus ojos y despertaría en su cama para comprobar que todo aquello era solo una memoria escondida de lo que alguna vez fue vivir la muerte… Volvería a su cama, a su casa y su pecho se hundiría al recordar que solo esta vida quedaba.
ㅤNo.
ㅤAlgo era diferente esta vez.
ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable, la próxima vez que parpadeara, todo aquello se perdería en un recuerdo y volvería a su hogar… Pero esta vez algo era diferente.
ㅤEl aroma a lirios aún se colaba por su nariz, tan fuerte como nunca, y entre el sonido del agua que desconocidamente galopaba furiosa podía escuchar que algo cortaba su paso y se acercaba a él. En tantos años, nunca se había cruzado con otra alma en su paraje onírico. Entonces, ¿esto en verdad se trataba de un sueño?
ㅤSu cuerpo se tornó papel; tan frágil que el viento parecía querer arrastrarlo consigo. Sus pies parecían estáticos, clavados a algo invisible que no le dejaba huir. Poco a poco era capaz de sentir como el agua subía, primero hasta la mitad de sus piernas, luego hasta sus rodillas y en cuestión de tiempo su pecho se apretaba bajo una incomprensible presión, robando su aliento, inmovilizando cada extremidad.
ㅤEn profundidad inhaló justo antes de que sus ojos se abrieran. Una lluvía de flores carmesí le rodeaba y en la cercanía una figura totalmente negra se acercaba, tan lenta que parecía el dueño del tiempo, tan imponente que con solo verla de costado su alma temía y su corazón temblaba y con cada paso que daba, más y más se hundía en aquella corriente que parecía no ir más allá de la visible superficie.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Tres pasos… ㅤ
ㅤAtrapado hasta el cuello se sentía perdido, tan perdido como la primera vez que en aquel lugar se había encontrado. Desolado como un espíritu que es obligado a ir en contra de su destino. Una fuerte tos se escapó, llenando su boca con un sabor metálico, el agua que lucía impecable la primera vez se teñía de motas bermellón que abandonaban su cuerpo y se fusionaba con los pétalos de araña.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Dos pasos… ㅤ
ㅤAquel sabor era familiar, recordado de la guerra, de cada vida perdida, de cada espada que lo había atravesado. Reconocía la sangre, reconocía el dolor, rápidamente opacados quedaron estas sensaciones, dando paso a un gusto dulce que lavaba hasta la última gota de pena que saboreaba su lengua. El agua ahora llegaba hasta sus labios, besando la sensación fría de diez mil cuchillas atravesando cada músculo se su cuerpo.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Un paso …
ㅤUna sombra se cernía sobre los patéticos vestigios que quedaban a flote de su persona; oscura y pesada era esta presencia que lo hacía sentir aún más pequeño de lo que podría ser en aquel lugar. La esencia floral se había desvanecido, sus pulmones se sentían llenos al contener la respiración, se encontraba hundido hasta la nariz, solo el gris de sus ojos se encontraba por sobre la superficie. Una mirada de reojo, túnicas negras se habían detenido a su lado, un silbido ahogado se introducía en la poca audición que era capaz de percibir y lo último que su mirada logró distinguir fue una mano pálida que lo empujó hasta su final.
ㅤEso era todo.
ㅤEn su memoria no recordaba haber estado tan a fondo en aquellas aguas, tan profundas como el olvido en sí. Inmóvil en ellas, todo lo que se encontraba a su alrededor era oscuridad, nada era visible a su alrededor, ningún rastro de aquel paisaje de ensueño que en cada recóndito de su mente se encontraba cuando anhelaba algún escape, ningún rastro de aquella figura negra que tan familiar se le hacía ahora que lo pensaba. Solo era él, flotando en calma debajo de la corriente del río del olvido. ㅤ
ㅤJing; el noble caballero que había sido en el pasado, ahora quedaba enterrado en la desmemoria.
ㅤBei; el norte cardinal, ahora atrapado entre la corriente del este y el oeste, dejando que la vida se escapara de sus pulmones, se preguntaba si alguna vez en realidad había escapado de la muerte.
ㅤYuan; que significaba abismo profundo, ¿Había sido su nombre una premonición de su futuro? Parecía que su destino era ese; profundidad, oscuridad, desesperanza …
ㅤAquel nombre que alguna vez fue distinguido ¿Moriría en lo que alguna vez había representado?
ㅤFrígida soledad sería su tumba y su alma sería devuelta a la madre tierra que lo había visto nacer, BeiYuan había sucumbido a su destino, a decir verdad, lo había esperado mucho tiempo pero ¿Por qué de este modo?.
ㅤUn último suspiro, una última lágrima antes de abrazar su final. Y en aquella penumbra un par de manos cubrieron sus ojos desde atrás, provocando que aquel corazón paralizado diera un salto, escapando de él un latido abandonado; una voz familiar, causante de su pena ahora susurraba en su oído palabras indistinguibles, un mucito imperceptible que libraba su pecho del peso de la aflicción y de repente su cuerpo pesaba lo mismo que una hoja.
ㅤSu cuerpo se alzó bruscamente tosiendo con violencia al punto de caer de la cama. Agua se extendía por el suelo debajo de sus palmas escapando totalmente de sus pulmones hasta que finalmente era capaz de respirar con agitación, en su hogar, en su conocida habitación, escuchando la respiración de su pareja que reposaba del otro lado de la cama, nuevamente era él, nuevamente sentía cada parte de sí, era consciente de cada signo vital, respiraba al final. Aún así, su mente no abandonaba la sensación de realidad, aquella fina línea que lo separaba del reino de los vivos y de los muertos parecía haberse desvanecido un instante, perdiéndose en aquellos difusos límites que ya no creía conocer.
ㅤ(北) Bei; el norte cardinal que resguarda leyendas, dónde el Inframundo es helado y los demonios no temen perder su nombre y piel.
ㅤ(渊) Yuan; el abismo profundo dónde las almas se pierden en la oscuridad y el frío cristaliza hasta el más puro sentimiento.
ㅤTiempo pasado era aquel cuando al final de su primera vida sus ojos habían presenciado un lugar que las leyendas no podían hacer justicia. Miles de relatos del Inframundo se habían plasmado en bambú y papel, desde la eternidad hasta la actualidad, pero ninguno podía preparar a un alma mortal para lo que se encontraría al perder aquel cuerpo mortal. ¿Demonios y fuego?¿fantasmas y cadenas? Eran visiones dantescas y apocalípticas de un tortuoso paraje que espanta hasta al alma más atroz. ¿La realidad? La realidad aún vivía en sus sueños más profundos, lejanos a cualquier escena que los mortales imaginan.
ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable; el aroma de los lirios de araña recién florecidos impregnaba el lugar, los rojos pétalos decorando la vista de aquel paisaje que se asemejaba a un verdadero paraíso, aquella piedra dónde había dormido sesenta y tres años, una cascada cristalina en la cuál ropajes verdes y cabellera blanca eran reflejadas.
ㅤUna escena tan palpable y real, ¿Era esto un sueño o nuevamente había abandonado su mortalidad?
ㅤPasos se movían lentamente, arrastrándose con pesadez, la tela del hanfu típico se sentía tal como la recordaba luego de no haberla usado durante siglos, y en cuanto quedó a orillas de las aguas del olvido, sumergió un pie, seguidamente el otro… El fondo no se divisaba, pero el río no llegaba a cubrir sus tobillos, no obstante el frío del agua helaba hasta la última fibra de su humanidad.
ㅤUna sensación tan real que aún se debatía entre la realidad y un recuerdo de la muerte.
ㅤLos lirios de araña se desprendían de todos lados a su alrededor, cayendo arrastradas por una brisa imperceptible, primero serían un par, luego una docena, luego serían cientos, finalmente miles de ellas se esparcieron a su alrededor como una cascada de sangre que lo atrapaba en el centro de un rojo paraje, preguntándose de dónde vendrían tantas de ellas. De sus labios morados escaparía un suspiro tan agotado como ese viejo espíritu que siempre había sido, cerraría sus ojos y despertaría en su cama para comprobar que todo aquello era solo una memoria escondida de lo que alguna vez fue vivir la muerte… Volvería a su cama, a su casa y su pecho se hundiría al recordar que solo esta vida quedaba.
ㅤNo.
ㅤAlgo era diferente esta vez.
ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable, la próxima vez que parpadeara, todo aquello se perdería en un recuerdo y volvería a su hogar… Pero esta vez algo era diferente.
ㅤEl aroma a lirios aún se colaba por su nariz, tan fuerte como nunca, y entre el sonido del agua que desconocidamente galopaba furiosa podía escuchar que algo cortaba su paso y se acercaba a él. En tantos años, nunca se había cruzado con otra alma en su paraje onírico. Entonces, ¿esto en verdad se trataba de un sueño?
ㅤSu cuerpo se tornó papel; tan frágil que el viento parecía querer arrastrarlo consigo. Sus pies parecían estáticos, clavados a algo invisible que no le dejaba huir. Poco a poco era capaz de sentir como el agua subía, primero hasta la mitad de sus piernas, luego hasta sus rodillas y en cuestión de tiempo su pecho se apretaba bajo una incomprensible presión, robando su aliento, inmovilizando cada extremidad.
ㅤEn profundidad inhaló justo antes de que sus ojos se abrieran. Una lluvía de flores carmesí le rodeaba y en la cercanía una figura totalmente negra se acercaba, tan lenta que parecía el dueño del tiempo, tan imponente que con solo verla de costado su alma temía y su corazón temblaba y con cada paso que daba, más y más se hundía en aquella corriente que parecía no ir más allá de la visible superficie.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Tres pasos… ㅤ
ㅤAtrapado hasta el cuello se sentía perdido, tan perdido como la primera vez que en aquel lugar se había encontrado. Desolado como un espíritu que es obligado a ir en contra de su destino. Una fuerte tos se escapó, llenando su boca con un sabor metálico, el agua que lucía impecable la primera vez se teñía de motas bermellón que abandonaban su cuerpo y se fusionaba con los pétalos de araña.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Dos pasos… ㅤ
ㅤAquel sabor era familiar, recordado de la guerra, de cada vida perdida, de cada espada que lo había atravesado. Reconocía la sangre, reconocía el dolor, rápidamente opacados quedaron estas sensaciones, dando paso a un gusto dulce que lavaba hasta la última gota de pena que saboreaba su lengua. El agua ahora llegaba hasta sus labios, besando la sensación fría de diez mil cuchillas atravesando cada músculo se su cuerpo.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Un paso …
ㅤUna sombra se cernía sobre los patéticos vestigios que quedaban a flote de su persona; oscura y pesada era esta presencia que lo hacía sentir aún más pequeño de lo que podría ser en aquel lugar. La esencia floral se había desvanecido, sus pulmones se sentían llenos al contener la respiración, se encontraba hundido hasta la nariz, solo el gris de sus ojos se encontraba por sobre la superficie. Una mirada de reojo, túnicas negras se habían detenido a su lado, un silbido ahogado se introducía en la poca audición que era capaz de percibir y lo último que su mirada logró distinguir fue una mano pálida que lo empujó hasta su final.
ㅤEso era todo.
ㅤEn su memoria no recordaba haber estado tan a fondo en aquellas aguas, tan profundas como el olvido en sí. Inmóvil en ellas, todo lo que se encontraba a su alrededor era oscuridad, nada era visible a su alrededor, ningún rastro de aquel paisaje de ensueño que en cada recóndito de su mente se encontraba cuando anhelaba algún escape, ningún rastro de aquella figura negra que tan familiar se le hacía ahora que lo pensaba. Solo era él, flotando en calma debajo de la corriente del río del olvido. ㅤ
ㅤJing; el noble caballero que había sido en el pasado, ahora quedaba enterrado en la desmemoria.
ㅤBei; el norte cardinal, ahora atrapado entre la corriente del este y el oeste, dejando que la vida se escapara de sus pulmones, se preguntaba si alguna vez en realidad había escapado de la muerte.
ㅤYuan; que significaba abismo profundo, ¿Había sido su nombre una premonición de su futuro? Parecía que su destino era ese; profundidad, oscuridad, desesperanza …
ㅤAquel nombre que alguna vez fue distinguido ¿Moriría en lo que alguna vez había representado?
ㅤFrígida soledad sería su tumba y su alma sería devuelta a la madre tierra que lo había visto nacer, BeiYuan había sucumbido a su destino, a decir verdad, lo había esperado mucho tiempo pero ¿Por qué de este modo?.
ㅤUn último suspiro, una última lágrima antes de abrazar su final. Y en aquella penumbra un par de manos cubrieron sus ojos desde atrás, provocando que aquel corazón paralizado diera un salto, escapando de él un latido abandonado; una voz familiar, causante de su pena ahora susurraba en su oído palabras indistinguibles, un mucito imperceptible que libraba su pecho del peso de la aflicción y de repente su cuerpo pesaba lo mismo que una hoja.
ㅤSu cuerpo se alzó bruscamente tosiendo con violencia al punto de caer de la cama. Agua se extendía por el suelo debajo de sus palmas escapando totalmente de sus pulmones hasta que finalmente era capaz de respirar con agitación, en su hogar, en su conocida habitación, escuchando la respiración de su pareja que reposaba del otro lado de la cama, nuevamente era él, nuevamente sentía cada parte de sí, era consciente de cada signo vital, respiraba al final. Aún así, su mente no abandonaba la sensación de realidad, aquella fina línea que lo separaba del reino de los vivos y de los muertos parecía haberse desvanecido un instante, perdiéndose en aquellos difusos límites que ya no creía conocer.
ㅤ(景) Jing; como el caballero distinguido que había sido en el pasado, en su primera vida lejana a esta última.
ㅤ(北) Bei; el norte cardinal que resguarda leyendas, dónde el Inframundo es helado y los demonios no temen perder su nombre y piel.
ㅤ(渊) Yuan; el abismo profundo dónde las almas se pierden en la oscuridad y el frío cristaliza hasta el más puro sentimiento.
ㅤTiempo pasado era aquel cuando al final de su primera vida sus ojos habían presenciado un lugar que las leyendas no podían hacer justicia. Miles de relatos del Inframundo se habían plasmado en bambú y papel, desde la eternidad hasta la actualidad, pero ninguno podía preparar a un alma mortal para lo que se encontraría al perder aquel cuerpo mortal. ¿Demonios y fuego?¿fantasmas y cadenas? Eran visiones dantescas y apocalípticas de un tortuoso paraje que espanta hasta al alma más atroz. ¿La realidad? La realidad aún vivía en sus sueños más profundos, lejanos a cualquier escena que los mortales imaginan.
ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable; el aroma de los lirios de araña recién florecidos impregnaba el lugar, los rojos pétalos decorando la vista de aquel paisaje que se asemejaba a un verdadero paraíso, aquella piedra dónde había dormido sesenta y tres años, una cascada cristalina en la cuál ropajes verdes y cabellera blanca eran reflejadas.
ㅤUna escena tan palpable y real, ¿Era esto un sueño o nuevamente había abandonado su mortalidad?
ㅤPasos se movían lentamente, arrastrándose con pesadez, la tela del hanfu típico se sentía tal como la recordaba luego de no haberla usado durante siglos, y en cuanto quedó a orillas de las aguas del olvido, sumergió un pie, seguidamente el otro… El fondo no se divisaba, pero el río no llegaba a cubrir sus tobillos, no obstante el frío del agua helaba hasta la última fibra de su humanidad.
ㅤUna sensación tan real que aún se debatía entre la realidad y un recuerdo de la muerte.
ㅤLos lirios de araña se desprendían de todos lados a su alrededor, cayendo arrastradas por una brisa imperceptible, primero serían un par, luego una docena, luego serían cientos, finalmente miles de ellas se esparcieron a su alrededor como una cascada de sangre que lo atrapaba en el centro de un rojo paraje, preguntándose de dónde vendrían tantas de ellas. De sus labios morados escaparía un suspiro tan agotado como ese viejo espíritu que siempre había sido, cerraría sus ojos y despertaría en su cama para comprobar que todo aquello era solo una memoria escondida de lo que alguna vez fue vivir la muerte… Volvería a su cama, a su casa y su pecho se hundiría al recordar que solo esta vida quedaba.
ㅤNo.
ㅤAlgo era diferente esta vez.
ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable, la próxima vez que parpadeara, todo aquello se perdería en un recuerdo y volvería a su hogar… Pero esta vez algo era diferente.
ㅤEl aroma a lirios aún se colaba por su nariz, tan fuerte como nunca, y entre el sonido del agua que desconocidamente galopaba furiosa podía escuchar que algo cortaba su paso y se acercaba a él. En tantos años, nunca se había cruzado con otra alma en su paraje onírico. Entonces, ¿esto en verdad se trataba de un sueño?
ㅤSu cuerpo se tornó papel; tan frágil que el viento parecía querer arrastrarlo consigo. Sus pies parecían estáticos, clavados a algo invisible que no le dejaba huir. Poco a poco era capaz de sentir como el agua subía, primero hasta la mitad de sus piernas, luego hasta sus rodillas y en cuestión de tiempo su pecho se apretaba bajo una incomprensible presión, robando su aliento, inmovilizando cada extremidad.
ㅤEn profundidad inhaló justo antes de que sus ojos se abrieran. Una lluvía de flores carmesí le rodeaba y en la cercanía una figura totalmente negra se acercaba, tan lenta que parecía el dueño del tiempo, tan imponente que con solo verla de costado su alma temía y su corazón temblaba y con cada paso que daba, más y más se hundía en aquella corriente que parecía no ir más allá de la visible superficie.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Tres pasos… ㅤ
ㅤAtrapado hasta el cuello se sentía perdido, tan perdido como la primera vez que en aquel lugar se había encontrado. Desolado como un espíritu que es obligado a ir en contra de su destino. Una fuerte tos se escapó, llenando su boca con un sabor metálico, el agua que lucía impecable la primera vez se teñía de motas bermellón que abandonaban su cuerpo y se fusionaba con los pétalos de araña.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Dos pasos… ㅤ
ㅤAquel sabor era familiar, recordado de la guerra, de cada vida perdida, de cada espada que lo había atravesado. Reconocía la sangre, reconocía el dolor, rápidamente opacados quedaron estas sensaciones, dando paso a un gusto dulce que lavaba hasta la última gota de pena que saboreaba su lengua. El agua ahora llegaba hasta sus labios, besando la sensación fría de diez mil cuchillas atravesando cada músculo se su cuerpo.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Un paso …
ㅤUna sombra se cernía sobre los patéticos vestigios que quedaban a flote de su persona; oscura y pesada era esta presencia que lo hacía sentir aún más pequeño de lo que podría ser en aquel lugar. La esencia floral se había desvanecido, sus pulmones se sentían llenos al contener la respiración, se encontraba hundido hasta la nariz, solo el gris de sus ojos se encontraba por sobre la superficie. Una mirada de reojo, túnicas negras se habían detenido a su lado, un silbido ahogado se introducía en la poca audición que era capaz de percibir y lo último que su mirada logró distinguir fue una mano pálida que lo empujó hasta su final.
ㅤEso era todo.
ㅤEn su memoria no recordaba haber estado tan a fondo en aquellas aguas, tan profundas como el olvido en sí. Inmóvil en ellas, todo lo que se encontraba a su alrededor era oscuridad, nada era visible a su alrededor, ningún rastro de aquel paisaje de ensueño que en cada recóndito de su mente se encontraba cuando anhelaba algún escape, ningún rastro de aquella figura negra que tan familiar se le hacía ahora que lo pensaba. Solo era él, flotando en calma debajo de la corriente del río del olvido. ㅤ
ㅤJing; el noble caballero que había sido en el pasado, ahora quedaba enterrado en la desmemoria.
ㅤBei; el norte cardinal, ahora atrapado entre la corriente del este y el oeste, dejando que la vida se escapara de sus pulmones, se preguntaba si alguna vez en realidad había escapado de la muerte.
ㅤYuan; que significaba abismo profundo, ¿Había sido su nombre una premonición de su futuro? Parecía que su destino era ese; profundidad, oscuridad, desesperanza …
ㅤAquel nombre que alguna vez fue distinguido ¿Moriría en lo que alguna vez había representado?
ㅤFrígida soledad sería su tumba y su alma sería devuelta a la madre tierra que lo había visto nacer, BeiYuan había sucumbido a su destino, a decir verdad, lo había esperado mucho tiempo pero ¿Por qué de este modo?.
ㅤUn último suspiro, una última lágrima antes de abrazar su final. Y en aquella penumbra un par de manos cubrieron sus ojos desde atrás, provocando que aquel corazón paralizado diera un salto, escapando de él un latido abandonado; una voz familiar, causante de su pena ahora susurraba en su oído palabras indistinguibles, un mucito imperceptible que libraba su pecho del peso de la aflicción y de repente su cuerpo pesaba lo mismo que una hoja.
ㅤSu cuerpo se alzó bruscamente tosiendo con violencia al punto de caer de la cama. Agua se extendía por el suelo debajo de sus palmas escapando totalmente de sus pulmones hasta que finalmente era capaz de respirar con agitación, en su hogar, en su conocida habitación, escuchando la respiración de su pareja que reposaba del otro lado de la cama, nuevamente era él, nuevamente sentía cada parte de sí, era consciente de cada signo vital, respiraba al final. Aún así, su mente no abandonaba la sensación de realidad, aquella fina línea que lo separaba del reino de los vivos y de los muertos parecía haberse desvanecido un instante, perdiéndose en aquellos difusos límites que ya no creía conocer.
Tipo
Individual
Líneas
30
Estado
Terminado