—Es hora de trabajar. Hay que mantener distraídos a estos hijos de puta.

La festividad "I fiori di Venezia" era un evento que congregaba a importantes socios italianos. Esta celebración reunía a personas de gran poder de Italia y, aunque se decía que recaudaba fondos para niños sin hogar, en realidad era un encubrimiento para mierda ilegal que evitaban la intervención del FBI y la Policía Nacional de Italia.

Este era el lugar ideal para encontrar a su objetivo y hacer el resto del trabajo sucio.

Al bajar del auto, ajustó su saco, caminó hacia el lado de la puerta y la abrió, extendiendo la mano para que su acompañante, Rubí, quien lucía un elegante vestido negro que realzaba sus curvas, pudiera tomarla. Ella no dudo y la tomó.

Ambos fueron recibidos por los anfitriones con una cálida bienvenida, conscientes de que ambos venían en nombre de Kiev para negociar.

—Buona notte! È un piacere rivederti.

Ryan habló con un acento impecable, natural para él, dado que había nacido en Italia.

—Grazie mille per il benvenuto, sono Rubí.

Presentó a Rubí con orgullo.

—È nuova in questo campo, Kiev l'ha scelta personalmente. Spero che tu possa aiutarla a sentirsi a casa, se capisci cosa intendo.

Dijo con una sonrisa.Los hombres rieron, comprendiendo el mensaje, llamaron a los empleados para que recibieran sus abrigos. Rubí tomo su brazo y se adentraron.

Ambos se miraron con complicidad, y ya adentro, el plan por fin estaba por empezar.
—Es hora de trabajar. Hay que mantener distraídos a estos hijos de puta. La festividad "I fiori di Venezia" era un evento que congregaba a importantes socios italianos. Esta celebración reunía a personas de gran poder de Italia y, aunque se decía que recaudaba fondos para niños sin hogar, en realidad era un encubrimiento para mierda ilegal que evitaban la intervención del FBI y la Policía Nacional de Italia. Este era el lugar ideal para encontrar a su objetivo y hacer el resto del trabajo sucio. Al bajar del auto, ajustó su saco, caminó hacia el lado de la puerta y la abrió, extendiendo la mano para que su acompañante, Rubí, quien lucía un elegante vestido negro que realzaba sus curvas, pudiera tomarla. Ella no dudo y la tomó. Ambos fueron recibidos por los anfitriones con una cálida bienvenida, conscientes de que ambos venían en nombre de Kiev para negociar. —Buona notte! È un piacere rivederti. Ryan habló con un acento impecable, natural para él, dado que había nacido en Italia. —Grazie mille per il benvenuto, sono Rubí. Presentó a Rubí con orgullo. —È nuova in questo campo, Kiev l'ha scelta personalmente. Spero che tu possa aiutarla a sentirsi a casa, se capisci cosa intendo. Dijo con una sonrisa.Los hombres rieron, comprendiendo el mensaje, llamaron a los empleados para que recibieran sus abrigos. Rubí tomo su brazo y se adentraron. Ambos se miraron con complicidad, y ya adentro, el plan por fin estaba por empezar.
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