Aunque extrañaba a su pequeño tesoro, debía admitir que ese tiempo "libre" de paternidad fue productivo para avanzar rápidamente con algunas renovaciones, la más importante obviamente en el palacio que era su hogar.
No sólo se dedicó a reparar los destrozos que cierto pequeño tiburón hizo, cambió por completo aquel tétrico, solitario y lúgubre palacio por un pequeño Edén entre paredes, algo más adecuado tanto para su esposo como su hija.

Toda la flora, que ahora decoraba los muros exteriores del palacio, era especial. Su poder, al igual que con las flores que eran destinadas a profesar el amor a su cervatillo, inundaba cada una para mantenerlas con vida hasta el día que él pereciera y, así, evitar que fueran a marchitarse con la energía demoniaca.
Algunas fuentes de agua y pequeñas cascadas también fueron parte de la decoración y, como no podía faltar, un hermoso cielo azul que cubrió y reemplazó el monocromo rojo del infierno.

Finalmente pudo abarcar una gran parte de lo que quería lograr para su familia, para el nuevo infierno que pretendía hacer, pero todo ello conllevaba un gran gasto de poder y energía al final del día, cosa que lo dejó agotado, optando por tomar una larga siesta para reponerse tras el arduo trabajo que apenas era la punta del iceberg.
Aunque extrañaba a su pequeño tesoro, debía admitir que ese tiempo "libre" de paternidad fue productivo para avanzar rápidamente con algunas renovaciones, la más importante obviamente en el palacio que era su hogar. No sólo se dedicó a reparar los destrozos que cierto pequeño tiburón hizo, cambió por completo aquel tétrico, solitario y lúgubre palacio por un pequeño Edén entre paredes, algo más adecuado tanto para su esposo como su hija. Toda la flora, que ahora decoraba los muros exteriores del palacio, era especial. Su poder, al igual que con las flores que eran destinadas a profesar el amor a su cervatillo, inundaba cada una para mantenerlas con vida hasta el día que él pereciera y, así, evitar que fueran a marchitarse con la energía demoniaca. Algunas fuentes de agua y pequeñas cascadas también fueron parte de la decoración y, como no podía faltar, un hermoso cielo azul que cubrió y reemplazó el monocromo rojo del infierno. Finalmente pudo abarcar una gran parte de lo que quería lograr para su familia, para el nuevo infierno que pretendía hacer, pero todo ello conllevaba un gran gasto de poder y energía al final del día, cosa que lo dejó agotado, optando por tomar una larga siesta para reponerse tras el arduo trabajo que apenas era la punta del iceberg.
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