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Fandom Faerthae: Continent of Ruthouryn
Categor铆a Otros
Tras la gran batalla del norte, la Regina Máxima de Vindur: Rhianwen de Limoine, había quedado viuda y por desgracia había perdido a los gemelos que crecían en su vientre, lo que no había perdido era a su fiel caballero Basthas, que hundiéndose en un corazón de piedra al haber perdido a su amigo y Regis Máximo, había hecho voto de silencio.

Parte del castillo había tenido que ser reconstruido usando mármoles gélidos de Fjellriket, lo que le dio un aspecto más elegante a aquel austero castillo.

La Regina máxima ya no temía perder nada pues habiendo perdido a su marido y sus hijos ¿Qué le quedaba?, aquella mañana caminaba por el patio interior seguida por su silente guardián. Aquel patio interior gozaba de unos manzanos que daban frutos gracias a la magia de las líneas ley que gobernaba bajo aquel castillo, había unos parterres de rosas blancas rodeando los manzanos, y cada dos manzanos había un banco de mármol para que las personas que habían decidido vivir en el castillo pudieran gozar de los pocos rayos del sol que se podían aprovechar por las mañanas.

-- ¡Su excelentísima Regina Máxima!

Exclamó el chambelán que se apresuraba a llegar hasta su regina.

Rhianwen giró su cabeza hacia el chambelán, y el guardián gruñó a modo de advertencia, ni siquiera permitía que el servicio se acercase demasiado a la Regina.

-- ¿Qué quieres Sebastián?

Dijo la voz de la Regina con tono triste y tan frío como los picos helados de Fjellriket.

-- Hay una persona que desea verla, su excelentísima.

Explicó el chambelán que hacía una reverencia a modo de disculpa excesivamente formal.
El guardián gruñó, no le gustaban las visitas, no después de la guerra.

-- Hacedle pasar y retiraos, Basthas...

La Regina miró a la oscuridad que había en el casco de su guardián, donde se suponía que debería de haber un rostro.

-- No te separes de mis espaldas, y si ves algún extraño movimiento, tienes mi permiso para matar a nuestra visita.

El guardián asintió con un gruñido suave. Mataría a cualquier persona que tocase a su amiga y Regina máxima.
Tras la gran batalla del norte, la Regina Máxima de Vindur: Rhianwen de Limoine, había quedado viuda y por desgracia había perdido a los gemelos que crecían en su vientre, lo que no había perdido era a su fiel caballero Basthas, que hundiéndose en un corazón de piedra al haber perdido a su amigo y Regis Máximo, había hecho voto de silencio. Parte del castillo había tenido que ser reconstruido usando mármoles gélidos de Fjellriket, lo que le dio un aspecto más elegante a aquel austero castillo. La Regina máxima ya no temía perder nada pues habiendo perdido a su marido y sus hijos ¿Qué le quedaba?, aquella mañana caminaba por el patio interior seguida por su silente guardián. Aquel patio interior gozaba de unos manzanos que daban frutos gracias a la magia de las líneas ley que gobernaba bajo aquel castillo, había unos parterres de rosas blancas rodeando los manzanos, y cada dos manzanos había un banco de mármol para que las personas que habían decidido vivir en el castillo pudieran gozar de los pocos rayos del sol que se podían aprovechar por las mañanas. -- ¡Su excelentísima Regina Máxima! Exclamó el chambelán que se apresuraba a llegar hasta su regina. Rhianwen giró su cabeza hacia el chambelán, y el guardián gruñó a modo de advertencia, ni siquiera permitía que el servicio se acercase demasiado a la Regina. -- ¿Qué quieres Sebastián? Dijo la voz de la Regina con tono triste y tan frío como los picos helados de Fjellriket. -- Hay una persona que desea verla, su excelentísima. Explicó el chambelán que hacía una reverencia a modo de disculpa excesivamente formal. El guardián gruñó, no le gustaban las visitas, no después de la guerra. -- Hacedle pasar y retiraos, Basthas... La Regina miró a la oscuridad que había en el casco de su guardián, donde se suponía que debería de haber un rostro. -- No te separes de mis espaldas, y si ves algún extraño movimiento, tienes mi permiso para matar a nuestra visita. El guardián asintió con un gruñido suave. Mataría a cualquier persona que tocase a su amiga y Regina máxima.
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