El viento soplaba con fuerza, levantando polvo y hojas muertas que se arremolinaban alrededor del puente desierto. Aiden caminaba con pasos ligeros y seguros sobre la barandilla, sus brazos extendidos como si desafiaran la gravedad, parecía relajado, perdido en su propio mundo, por el contrario, su compañero no podía dejar de pensar en lo que le diría al jefe. El golpe al banco había salido mal, y todo por culpa de Aiden. La idea de enfrentarlo con las manos vacías lo llenaba de ansiedad. Las palabras se agolpaban en su mente, buscando una explicación que tal vez no existía. Mientras tanto, Aiden continuaba caminando sobre la barandilla, como si el fracaso no pesara en absoluto sobre sus hombros, permaneciendo ajeno a la tormenta de pensamientos que atormentaba a su compañero.
El viento soplaba con fuerza, levantando polvo y hojas muertas que se arremolinaban alrededor del puente desierto. Aiden caminaba con pasos ligeros y seguros sobre la barandilla, sus brazos extendidos como si desafiaran la gravedad, parecía relajado, perdido en su propio mundo, por el contrario, su compañero no podía dejar de pensar en lo que le diría al jefe. El golpe al banco había salido mal, y todo por culpa de Aiden. La idea de enfrentarlo con las manos vacías lo llenaba de ansiedad. Las palabras se agolpaban en su mente, buscando una explicación que tal vez no existía. Mientras tanto, Aiden continuaba caminando sobre la barandilla, como si el fracaso no pesara en absoluto sobre sus hombros, permaneciendo ajeno a la tormenta de pensamientos que atormentaba a su compañero.
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