- El arácnido olía aquella flor. Tan frágil como una figura de porcelana. Estar solo le permitió dejar las lágrimas escapar de sus orbes, un poco tembloroso.
Miraba a la nada, un suspiro escapó de sus labios, entrecerrando sus ojos y entrelazando dos de sus manos inferiores entre sí.-
- El arácnido olía aquella flor. Tan frágil como una figura de porcelana. Estar solo le permitió dejar las lágrimas escapar de sus orbes, un poco tembloroso. Miraba a la nada, un suspiro escapó de sus labios, entrecerrando sus ojos y entrelazando dos de sus manos inferiores entre sí.-
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