[Dylan012] Habían pasado apenas 3 días desde que Thomas llego al Área, era un chico completamente desorientado y aturdido, no sabía quién era, su nombre, su historia, qué sucedía y tampoco por qué estaba subiendo por un elevador completamente oscuro y ruidoso, todo le parecía muy tétrico y extraño. Nadie sabía quién los puso ahí, ni porqué. Logro acabar con uno de esos monstruos del laberinto "Penitentes", nadie que haya visto uno sobrevivió para contarlo, pero Thomas también salvó la vida del lider de aquella Área, Alby, que aunque estaba herido, no abandono ahí. Después de haber estado en una gran disputa por haber entrado al laberinto, lo cual era una clara violación a las reglas del lugar, se escucho la alarma que indicaba que el elevador subiría, por lo que todos salieron de prisa para investigar qué sucedía, ya que no debería. La caja solo subía cada mes con provisiones y un nuevo novato, en esta oportunidad había sido Thomas, él reconoció aquel sonido fuerte. — Conozco ese sonido.. Habló mientras iban hacia el elevador. — Esta subiendo de nuevo. Dijo un niño, de al menos unos 12 años, el único de su edad en el grupo, Chuck. — No debería. Menciono el líder de los Corredores, corrieron rápidamente hasta la caja para comprobar qué era lo que habia subido. — Newt, ¿qué ves? Pregunto uno al chico rubio que había bajado para comprobar, encontrándose con una chica inconsciente. — Es una chica, creo que está muerta. Respondió con algo de sorpresa al verla, ya que era la primer chica enviada al Área. — ¿Comprobaste su pulso?.. Pregunto otro desde arriba mirando la escena, igual que todos los demás. Newt se espanto un poco al escuchar como la chica se despertaba y levantaba repentinamente, lo único que pronunció antes de caer inconsciente de nuevo fue el nombre "Thomas", por lo que todos lo miraron con confusión y desconfianza. Trataron de no dar demasiada importancia a aquello, dejarían que la chica, la cual estaba inconsciente en la enfermería, despertara. Mientras que Thomas estaba decidido en volver al laberinto para averiguar qué era a lo que se enfrentaban, quería volver al laberinto donde se hallaba el cuerpo del Penitente. Thomas junto a otros compañeros habían encontrado en su interior una especie de aparato el cual decía "Cruel" y llevaba el número siete. Era la primer pista concreta para hallar una salida, pero Thomas pagó las consecuencias de romper las reglas en primer lugar desde el comienzo: "Una noche en el pozo sin comida", y apartir de mañana, oficialmente un corredor, como habia sugerido al comienzo el Lider de estos, Minho. Esto no puso contento a vários, sobretodo a uno de ellos con el cual ya había tenido malos encuentros, Gally. Minho comenzó a guiar a Thomas por el bosque, mientras que él le seguía con intriga. — Oye, ¿a dónde vamos? — Ya verás. Le contesto Minho sin mirarlo, ambos entraron a una cabaña, a la que no todos tenian permitido entrar. Thomas vio como su líder quitaba una manta que cubría lo que él pensaba era una simple mesa. Observo en esta el mapa completo del laberinto, los jóvenes se inclinaron en este y Minho suspiro antes de explicar. — El laberinto. Dijo mientras veía como Thomas miraba cada rincón. — Completo. –aclaro. — ¿Cómo que completo? Creí que seguían haciendo mapas. Contesto Thomas con incredulidad, mirándole. — No hay más mapas que hacer. –hubo un silencio– Yo mismo me he asegurado de haber recorrido cada centímetro, cada patrón. Si hubiera salida ya la hubiéramos encontrado. Minho bajo la mirada, al igual que Thomas, ambos en silencio. — ¿Por qué no se lo has dicho a nadie?.. — Alby lo decidió. –Quito sus manos de la mesa y camino hasta Thomas– Los demás necesitaban creer que había esperanzas de salir, pero tal vez ahora.. si hay esperanza. Le extendió aquel aparato encontrado dentro del Penitente, Thomas lo agarro, y escucho como Minho explicaba su plan, el número siete no era una coincidencia. Cuando escucharon la alarma ambos se miraron perplejos, y corrieron hasta la caja la cual había subido de nuevo. Porsupuesto que sintió la fuerte mirada de Gally, cree que todo es su culpa. Abrieron las puertas y vieron a un chico un poco desorientado, haciendole recordar a él mismo cuando subió. Noto que este tenía sobre sus manos temblorosas una carta, la cual leía con una expresión de confusión mezclada con temor. Cuando el chico les miro y cruzo miradas con Thomas por unos segundos, a él se le juntaron recuerdos en la mente, muchos de los fragmentos que había soñado, en dónde él estaba, sea quien sea, creía conocerlo, no podía ser solo un sueño.