*¡Otra vez no!*. Gruñó Kazuo, irritado. A veces, eran las orejas de zorro que aparecían en el peor momento; otras, era sus nueve colas que se dejaba ver en momentos desafortunados. Pero el cabello a dos colores era, sin duda, lo más frustrante, ya que era lo que más le costaba mantener con su apariencia humana.
*¡Otra vez no!*. Gruñó Kazuo, irritado. A veces, eran las orejas de zorro que aparecían en el peor momento; otras, era sus nueve colas que se dejaba ver en momentos desafortunados. Pero el cabello a dos colores era, sin duda, lo más frustrante, ya que era lo que más le costaba mantener con su apariencia humana.