Era ya entrada la tarde, aquella noche cuando la luna estuviera en su punto mas alto en el cielo, ella seria juzgada por sus años lejos de la aldea, todo era un claro juego de poderes, donde buscaban culpar a alguien por las acciones de Ian, quien había perdido el control total de su parte oscura.

Ella era el chivo expiatorio, a quien usarían para dar una falsa solución al problema de los corrompidos, los cuales eran tambien responsabilidad de Ian, una de las muchas cosas que aquel hombre hizo en su desesperada búsqueda de poder.

Ella solo era culpable de no detenerlo a tiempo y de permitir que Ian atacara a al aldea y a su familia con estos espíritus, en una noche sin luna...

Ella conocía muy bien el ritual del juicio de luna oscura, sabia el protocolo y como parte de este el lado espiritual era importante, los acusados eran llevados al templo de su deidad predilecta para confesar y pedir perdón a sus protectores celestiales, por todos los pecados cometidos.

Por eso se encontraba en el santuario de Selene, entre leyendas se creía que su familia eran desdientes directos de e la diosa, por eso eran los encargados de cuidar y velar por la religión y sabiduría, en definitiva era una deshonra para su familia.

Se hinco frente al altar y prendió la lampara que llevaba con ella, para después comenzar a pedir perdón por todo lo que había hecho durante su tiempo lejos de casa, conocía bien sus pecados, lo impuro de su cuerpo y lo manchadas de sangre que estaban sus manos, así como el insulto a su madre al haber renegado de su magia tantos años. Bajo su frente tocando el suelo, llorando desconsolada, el profundo amor por su familia, su pueblo y sus creencias, nunca habían abandonado su corazón, nada de lo que hizo fue como ofensa a su diosa, todo lo hizo para salvar de la oscuridad que el corazón de Ian albergaba al reino Fae.

Con el corazón en las manos y el rostro bañado en lagrimas vio a la luna detrás de la estatua de Selene y le suplico misericordia.

-Tu mejor que nadie sabe que fue lo que hice y porque lo hice madre, solo te pido que no dejes de iluminar mi camino, perdóname por todo...
Era ya entrada la tarde, aquella noche cuando la luna estuviera en su punto mas alto en el cielo, ella seria juzgada por sus años lejos de la aldea, todo era un claro juego de poderes, donde buscaban culpar a alguien por las acciones de Ian, quien había perdido el control total de su parte oscura. Ella era el chivo expiatorio, a quien usarían para dar una falsa solución al problema de los corrompidos, los cuales eran tambien responsabilidad de Ian, una de las muchas cosas que aquel hombre hizo en su desesperada búsqueda de poder. Ella solo era culpable de no detenerlo a tiempo y de permitir que Ian atacara a al aldea y a su familia con estos espíritus, en una noche sin luna... Ella conocía muy bien el ritual del juicio de luna oscura, sabia el protocolo y como parte de este el lado espiritual era importante, los acusados eran llevados al templo de su deidad predilecta para confesar y pedir perdón a sus protectores celestiales, por todos los pecados cometidos. Por eso se encontraba en el santuario de Selene, entre leyendas se creía que su familia eran desdientes directos de e la diosa, por eso eran los encargados de cuidar y velar por la religión y sabiduría, en definitiva era una deshonra para su familia. Se hinco frente al altar y prendió la lampara que llevaba con ella, para después comenzar a pedir perdón por todo lo que había hecho durante su tiempo lejos de casa, conocía bien sus pecados, lo impuro de su cuerpo y lo manchadas de sangre que estaban sus manos, así como el insulto a su madre al haber renegado de su magia tantos años. Bajo su frente tocando el suelo, llorando desconsolada, el profundo amor por su familia, su pueblo y sus creencias, nunca habían abandonado su corazón, nada de lo que hizo fue como ofensa a su diosa, todo lo hizo para salvar de la oscuridad que el corazón de Ian albergaba al reino Fae. Con el corazón en las manos y el rostro bañado en lagrimas vio a la luna detrás de la estatua de Selene y le suplico misericordia. -Tu mejor que nadie sabe que fue lo que hice y porque lo hice madre, solo te pido que no dejes de iluminar mi camino, perdóname por todo...
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