Bajo la mirada atenta de la luna llena, su fina y grácil figura se pasea entre los árboles, sus pasos danzan con las sombras de la noche, haciendo a sus ensortijados cabellos y larga capa parte del paisaje. Sus movimientos recuerdan aquellos que alguna vez llenaron los salones de la aristocracia, un vals olvidado que suena suavemente en sus oídos.

Con cada paso, su figura se desliza con la elegancia de tiempos pasados, su capa ondeando como un fantasma a su alrededor. La luna, su compañera constante, ilumina sus facciones pálidas, acentuando la belleza casi irreal que posee. Sus ojos, oscuros y profundos como pozos sin fondo, reflejan una mezcla de alegría y nostalgia mientras sus pensamientos viajan a épocas donde su presencia era venerada.
Bajo la mirada atenta de la luna llena, su fina y grácil figura se pasea entre los árboles, sus pasos danzan con las sombras de la noche, haciendo a sus ensortijados cabellos y larga capa parte del paisaje. Sus movimientos recuerdan aquellos que alguna vez llenaron los salones de la aristocracia, un vals olvidado que suena suavemente en sus oídos. Con cada paso, su figura se desliza con la elegancia de tiempos pasados, su capa ondeando como un fantasma a su alrededor. La luna, su compañera constante, ilumina sus facciones pálidas, acentuando la belleza casi irreal que posee. Sus ojos, oscuros y profundos como pozos sin fondo, reflejan una mezcla de alegría y nostalgia mientras sus pensamientos viajan a épocas donde su presencia era venerada.
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