De pie y cubierta con su bata se hallaba junto a la puerta del baño, esperando pacientemente a que su huésped terminara de asearse para tomar su turno.

Era una tranquila tarde de domingo en la cabaña de su familia; la puerta deslizante que daba al exterior se encontraba abierta dejando pasar una fresca brisa de primavera al interior del hogar; el ocaso se acercaba y pronto debía disponerse a preparar la cena.
De pie y cubierta con su bata se hallaba junto a la puerta del baño, esperando pacientemente a que su huésped terminara de asearse para tomar su turno. Era una tranquila tarde de domingo en la cabaña de su familia; la puerta deslizante que daba al exterior se encontraba abierta dejando pasar una fresca brisa de primavera al interior del hogar; el ocaso se acercaba y pronto debía disponerse a preparar la cena.
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