Si bien la vida de un hechicero como él siempre era ocupada, cuando lograba tener algo de tiempo libre nunca sabía qué hacer. Estaba tan acostumbrado a su rutina de trabajo que ahora que no tenía pendientes urgentes o maldiciones que erradicar, se encontraba aburrido.
Para pasar el tiempo, tuvo la maravillosa idea de tomarse unas selfies haciendo diferentes poses. Desafortunadamente, ninguna le gustaba y las terminaba borrando. Hasta que se le ocurrió una solución a su dilema: Jugar con los lentes de sol que le había prestado Nobara hace tiempo. Lentes que hasta la fecha no regresaba a su dueña porque la verdad se le olvidaba hacerlo.
Y si que marcaban una diferencia, luego de sacar varias selfies de nuevo, la mayoría le gustaron. Definitivamente le pediría a Kugisaki que le ayude a buscar unos lentes similares con marco azul cuando se los devuelva.
—¿A qué me veo lindo?— Dijo a nadie en particular mientras mandaba las selfies que le habían gustado a sus alumnos y a sus buenos amigos Shoko y Nanamin.
Para pasar el tiempo, tuvo la maravillosa idea de tomarse unas selfies haciendo diferentes poses. Desafortunadamente, ninguna le gustaba y las terminaba borrando. Hasta que se le ocurrió una solución a su dilema: Jugar con los lentes de sol que le había prestado Nobara hace tiempo. Lentes que hasta la fecha no regresaba a su dueña porque la verdad se le olvidaba hacerlo.
Y si que marcaban una diferencia, luego de sacar varias selfies de nuevo, la mayoría le gustaron. Definitivamente le pediría a Kugisaki que le ayude a buscar unos lentes similares con marco azul cuando se los devuelva.
—¿A qué me veo lindo?— Dijo a nadie en particular mientras mandaba las selfies que le habían gustado a sus alumnos y a sus buenos amigos Shoko y Nanamin.
Si bien la vida de un hechicero como él siempre era ocupada, cuando lograba tener algo de tiempo libre nunca sabía qué hacer. Estaba tan acostumbrado a su rutina de trabajo que ahora que no tenía pendientes urgentes o maldiciones que erradicar, se encontraba aburrido.
Para pasar el tiempo, tuvo la maravillosa idea de tomarse unas selfies haciendo diferentes poses. Desafortunadamente, ninguna le gustaba y las terminaba borrando. Hasta que se le ocurrió una solución a su dilema: Jugar con los lentes de sol que le había prestado Nobara hace tiempo. Lentes que hasta la fecha no regresaba a su dueña porque la verdad se le olvidaba hacerlo.
Y si que marcaban una diferencia, luego de sacar varias selfies de nuevo, la mayoría le gustaron. Definitivamente le pediría a Kugisaki que le ayude a buscar unos lentes similares con marco azul cuando se los devuelva.
—¿A qué me veo lindo?— Dijo a nadie en particular mientras mandaba las selfies que le habían gustado a sus alumnos y a sus buenos amigos Shoko y Nanamin.