Alex estaría parado sobre el torso de uno de sus viejos villanos, Count Toxic. Su brazo derecho estaba convertido en una cuchilla sin detalles.

—Dyna... Te haz vuelto uno de nosotros. ¿Qué demonios pasó, hombre?—El villano rió, escupiendo sangre ácida al toser.

Alex suspiró, agarrando del cuello a su rival y lanzandolo contra una estatua de sí mismo.

—No sabes de lo que hablas.

—Creí que nos llevábamos bien, Dynashift... ¿Me vas a matar?—Tosió, complicada su respiración mientras se levantó, su cañón de toxinas apuntando a Alex.

—¿Yo? Nadie me pagó para hacerlo. No eres una amenaza. No mato hormigas solo porque se crucen en mi camino, ¿Verdad?—Alex escupió nitrógeno líquido en el cañón de su rival, el material expandiéndose y carcomiendo el metal a su vez que lo congela.

—Con mi cañón tapado, estallaré y me llevaré a toda Inglaterra conmigo, ¿¡Qué diablos te pasa, Alex!?—Miró como sus toxinas empiezan a acumularse en su mochila.

—Solo debo sacarte de la atmósfera... Shift...

—Oh no...

—¡Super Nova, Jet! ¡NovaJet!—Alex causó una reacción nuclear en su propio cuerpo y salió disparado junto al conde, a medida que su espalda y brazos se volvían un motor de combustión nuclear y alas de jet.

—Alex... ¿Por qué?—Empezó a llorar. Él ya no era un villano, si no que solo quería divertirse peleando con Alex y desarrollar sus tecnologías para evitar que otros usen sus toxinas como armas químicas.

—Heh... No pienso dejarte morir.—Una coraza bio-mecánica empezó a envolver al conde, una especie de hábitat biológico manejado por Alex a distancia.—Serás parte de mi galería de villanos. En la Luna, para no olvidarlos. Prometo liberarte a futuro.

—Te volviste lo que solíamos ser... Nosotros te queríamos, eramos tus amigos, aunque pelearamos a diario... Eres el monstruo que nos considerabas, hasta que te tomaste el tiempo de ayudarnos como si también fueramos gente con necesidades. Este es el adiós, supongo. Me das asco.

El Conde desató la autodestrucción de su sistema, autoinmolandose junto a Alex en una última llama de gloria, una llama tóxica que sería visible desde toda Europa.

El cuerpo de Alex sería desintegrado, pues la fórmula anti-vida del conde era una de las únicas cosas capaces de eliminar completamente las células de Alex.

En cambio, gracias al hábitat de Alex, el conde sobreviviría, siendo llevado por el impulso masivo directo hacia la Luna, aterrizando con un gran impacto, entrando en un coma, por la eternidad.

Alex en cambio, aparecería en su casa con un nuevo cuerpo, habiendo dejado copias suyas para asegurar que no moriría.

—Uno menos. Quedan varios...—El anti-villano rió, sus ojos brillando de un energizado morado.—La paz va a regir, aunque sea por mi puño de hierro...

Alex estaría parado sobre el torso de uno de sus viejos villanos, Count Toxic. Su brazo derecho estaba convertido en una cuchilla sin detalles. —Dyna... Te haz vuelto uno de nosotros. ¿Qué demonios pasó, hombre?—El villano rió, escupiendo sangre ácida al toser. Alex suspiró, agarrando del cuello a su rival y lanzandolo contra una estatua de sí mismo. —No sabes de lo que hablas. —Creí que nos llevábamos bien, Dynashift... ¿Me vas a matar?—Tosió, complicada su respiración mientras se levantó, su cañón de toxinas apuntando a Alex. —¿Yo? Nadie me pagó para hacerlo. No eres una amenaza. No mato hormigas solo porque se crucen en mi camino, ¿Verdad?—Alex escupió nitrógeno líquido en el cañón de su rival, el material expandiéndose y carcomiendo el metal a su vez que lo congela. —Con mi cañón tapado, estallaré y me llevaré a toda Inglaterra conmigo, ¿¡Qué diablos te pasa, Alex!?—Miró como sus toxinas empiezan a acumularse en su mochila. —Solo debo sacarte de la atmósfera... Shift... —Oh no... —¡Super Nova, Jet! ¡NovaJet!—Alex causó una reacción nuclear en su propio cuerpo y salió disparado junto al conde, a medida que su espalda y brazos se volvían un motor de combustión nuclear y alas de jet. —Alex... ¿Por qué?—Empezó a llorar. Él ya no era un villano, si no que solo quería divertirse peleando con Alex y desarrollar sus tecnologías para evitar que otros usen sus toxinas como armas químicas. —Heh... No pienso dejarte morir.—Una coraza bio-mecánica empezó a envolver al conde, una especie de hábitat biológico manejado por Alex a distancia.—Serás parte de mi galería de villanos. En la Luna, para no olvidarlos. Prometo liberarte a futuro. —Te volviste lo que solíamos ser... Nosotros te queríamos, eramos tus amigos, aunque pelearamos a diario... Eres el monstruo que nos considerabas, hasta que te tomaste el tiempo de ayudarnos como si también fueramos gente con necesidades. Este es el adiós, supongo. Me das asco. El Conde desató la autodestrucción de su sistema, autoinmolandose junto a Alex en una última llama de gloria, una llama tóxica que sería visible desde toda Europa. El cuerpo de Alex sería desintegrado, pues la fórmula anti-vida del conde era una de las únicas cosas capaces de eliminar completamente las células de Alex. En cambio, gracias al hábitat de Alex, el conde sobreviviría, siendo llevado por el impulso masivo directo hacia la Luna, aterrizando con un gran impacto, entrando en un coma, por la eternidad. Alex en cambio, aparecería en su casa con un nuevo cuerpo, habiendo dejado copias suyas para asegurar que no moriría. —Uno menos. Quedan varios...—El anti-villano rió, sus ojos brillando de un energizado morado.—La paz va a regir, aunque sea por mi puño de hierro...
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