Tras haber dejado a su pequeña Lyssandra arropada en su camita, el azabache se dirigió al comedor luego de haber preparado una taza de café caliente. Soltó un largo suspiro mientras observaba a la enorme luna llena redonda que lo acompañaba desde el otro lado de la ventana, ocupando su lugar en la bóveda celeste. Sus haces de luz plateada alumbraban la estancia y apuntaban al marco fotográfico que Helios tomó entre sus mano con tal delicadeza como si temiera desvanecer para siempre, el recuerdo que yacía impreso en la fotografía.

────Pronto se cumplirá un año desde que el destino te arrebató de mis brazos. No sabes cuanta falta me haces, lo mucho que extraño escuchar tu voz, tu risa, el abrazo reconfortante de tus brazos, el sabor de tus labios. Esa mirada gentil y llena de alegría y esperanza. No sabes cuanto te extraño, Elizabeth...
Tras haber dejado a su pequeña Lyssandra arropada en su camita, el azabache se dirigió al comedor luego de haber preparado una taza de café caliente. Soltó un largo suspiro mientras observaba a la enorme luna llena redonda que lo acompañaba desde el otro lado de la ventana, ocupando su lugar en la bóveda celeste. Sus haces de luz plateada alumbraban la estancia y apuntaban al marco fotográfico que Helios tomó entre sus mano con tal delicadeza como si temiera desvanecer para siempre, el recuerdo que yacía impreso en la fotografía. ────Pronto se cumplirá un año desde que el destino te arrebató de mis brazos. No sabes cuanta falta me haces, lo mucho que extraño escuchar tu voz, tu risa, el abrazo reconfortante de tus brazos, el sabor de tus labios. Esa mirada gentil y llena de alegría y esperanza. No sabes cuanto te extraño, Elizabeth...
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