—Oye... ¡Oye! ¡Ni se te ocurra cerrar los ojos, ¿oíste?! ¡Quien cierre los ojos terminará en una cápsula! Dudo que quieras eso, ¿huh? —ya no podía bromear, estaba demasiado nervioso. Sus manos manchadas de sangre, aunque podría decirse que sus guantes rojos la camuflaban un poco—. Ya... Ya viene la ayuda...
Miró alrededor. 𝘕𝘢𝘥𝘢. La ayuda no iba a llegar en ningún momento, todo estaba desolado salvo por el resto de cuerpos alrededor, de esos que ya no pudo 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘢𝘳.
Sus manos, temblorosas, hacían presión en la herida abdominal mientras usaba toda su concentración para poder mantener el corazón latente y la sangre en el interior del cuerpo.
—Si, si, debe doler, lo sé. Aguanta un poco más. —frunció el ceño, viendo el daño interno. Estaba todo 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘻𝘢𝘥𝘰, de no ser por él la persona ya habría fallecido. No iba a permitirlo, había demasiada muerte rodeando como para permitirse no ayudar. Tuvo que concentrarse mejor para aliviar el dolor, una película de su campo de fuerza rodeando cada órgano que ayudó a que trabajaran correctamente y así aislar mejor la intensa sensación.
Le escuchaba quejarse, le veía llorar, veía su miedo. Él también estaba asustado, 𝘢𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢𝘥𝘰, sin saber cuánto más iba a poder continuar. Era lo único que se interponía en la muerte de la persona.
—Estarás bien, lo prometo... Todo estará bien... —una promesa vacía, dudando en si podría cumplirla. Tal vez si usaba su visión calorífica podría cauterizar... sería por fuera, pero quizás no ayudaba. Estaba perdido, no era un médico, solo tenía conocimientos básicos de cómo funcionaban los órganos y en qué posición debían estar.
Fue una eternidad hasta que comenzó a notar que el corazón ya no estaba respondiendo. ¿Por qué? Él lo estaba bombeando, no podía detenerse sin más, ¿había llegado a su límite? Pero, ¿cómo?
—No, no, no —repitió al sentir su propio corazón acelerarse y su cuerpo temblar más—. ¡No te rindas! ¡Tienes que-! ¡𝗣𝗼𝗿 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿!
Tenía un gran nudo en su estómago y otro en su garganta, por un momento el aire que tenía en sus pulmones se desvaneció, tampoco podía tragar. Lo estaba viendo: sus esfuerzos destruyéndose, la vida ajena 𝘦𝘴𝘤𝘢𝘱𝘢𝘯𝘥𝘰 de sus manos.
—¡𝗡𝗢! —sus ojos se abrieron de golpe, su cuerpo quedando sentado. Tenía la respiración pesada, apenas pudiendo inhalar aire suficiente. Sus extremidades las sentía adormiladas y frías. De haber sudado, estaría completamente empapado.
Miró sus manos, ahí no había sangre. De hecho, no había ni rastros del escenario anterior. Era solo él, en la cama, la luz de la luna colándose por su ventana. Y habían libros esparcidos a su alrededor, de medicina y anatomía humana. Fue justo ahí que comprendió. Una 𝙥𝙚𝙨𝙖𝙙𝙞𝙡𝙡𝙖.
Dejando las manos en su cabeza, cerró los ojos para calmarse, tomando su cabello para convencerse que estaba bien, solo una mala pasada de su subconsciente.
—...Tengo que seguir. —murmuró para sí mismo mientras se acomodó mejor, tomando con manos aún temblorosas uno de los libros para continuar leyendo a pesar de estar mayormente en oscuridad. No podía darse el lujo de dormir cuando tenía que aprender, era 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘴𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘣𝘭𝘦, si algo como en su pesadilla llegaba a ocurrir no se lo perdonaría jamás.
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[Inspirado en 'practical applications of a memorized heartbeat' de
connerdrakewayne (chaoxfix) en AO3]
Miró alrededor. 𝘕𝘢𝘥𝘢. La ayuda no iba a llegar en ningún momento, todo estaba desolado salvo por el resto de cuerpos alrededor, de esos que ya no pudo 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘢𝘳.
Sus manos, temblorosas, hacían presión en la herida abdominal mientras usaba toda su concentración para poder mantener el corazón latente y la sangre en el interior del cuerpo.
—Si, si, debe doler, lo sé. Aguanta un poco más. —frunció el ceño, viendo el daño interno. Estaba todo 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘻𝘢𝘥𝘰, de no ser por él la persona ya habría fallecido. No iba a permitirlo, había demasiada muerte rodeando como para permitirse no ayudar. Tuvo que concentrarse mejor para aliviar el dolor, una película de su campo de fuerza rodeando cada órgano que ayudó a que trabajaran correctamente y así aislar mejor la intensa sensación.
Le escuchaba quejarse, le veía llorar, veía su miedo. Él también estaba asustado, 𝘢𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢𝘥𝘰, sin saber cuánto más iba a poder continuar. Era lo único que se interponía en la muerte de la persona.
—Estarás bien, lo prometo... Todo estará bien... —una promesa vacía, dudando en si podría cumplirla. Tal vez si usaba su visión calorífica podría cauterizar... sería por fuera, pero quizás no ayudaba. Estaba perdido, no era un médico, solo tenía conocimientos básicos de cómo funcionaban los órganos y en qué posición debían estar.
Fue una eternidad hasta que comenzó a notar que el corazón ya no estaba respondiendo. ¿Por qué? Él lo estaba bombeando, no podía detenerse sin más, ¿había llegado a su límite? Pero, ¿cómo?
—No, no, no —repitió al sentir su propio corazón acelerarse y su cuerpo temblar más—. ¡No te rindas! ¡Tienes que-! ¡𝗣𝗼𝗿 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿!
Tenía un gran nudo en su estómago y otro en su garganta, por un momento el aire que tenía en sus pulmones se desvaneció, tampoco podía tragar. Lo estaba viendo: sus esfuerzos destruyéndose, la vida ajena 𝘦𝘴𝘤𝘢𝘱𝘢𝘯𝘥𝘰 de sus manos.
—¡𝗡𝗢! —sus ojos se abrieron de golpe, su cuerpo quedando sentado. Tenía la respiración pesada, apenas pudiendo inhalar aire suficiente. Sus extremidades las sentía adormiladas y frías. De haber sudado, estaría completamente empapado.
Miró sus manos, ahí no había sangre. De hecho, no había ni rastros del escenario anterior. Era solo él, en la cama, la luz de la luna colándose por su ventana. Y habían libros esparcidos a su alrededor, de medicina y anatomía humana. Fue justo ahí que comprendió. Una 𝙥𝙚𝙨𝙖𝙙𝙞𝙡𝙡𝙖.
Dejando las manos en su cabeza, cerró los ojos para calmarse, tomando su cabello para convencerse que estaba bien, solo una mala pasada de su subconsciente.
—...Tengo que seguir. —murmuró para sí mismo mientras se acomodó mejor, tomando con manos aún temblorosas uno de los libros para continuar leyendo a pesar de estar mayormente en oscuridad. No podía darse el lujo de dormir cuando tenía que aprender, era 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘴𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘣𝘭𝘦, si algo como en su pesadilla llegaba a ocurrir no se lo perdonaría jamás.
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[Inspirado en 'practical applications of a memorized heartbeat' de
connerdrakewayne (chaoxfix) en AO3]
—Oye... ¡Oye! ¡Ni se te ocurra cerrar los ojos, ¿oíste?! ¡Quien cierre los ojos terminará en una cápsula! Dudo que quieras eso, ¿huh? —ya no podía bromear, estaba demasiado nervioso. Sus manos manchadas de sangre, aunque podría decirse que sus guantes rojos la camuflaban un poco—. Ya... Ya viene la ayuda...
Miró alrededor. 𝘕𝘢𝘥𝘢. La ayuda no iba a llegar en ningún momento, todo estaba desolado salvo por el resto de cuerpos alrededor, de esos que ya no pudo 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘢𝘳.
Sus manos, temblorosas, hacían presión en la herida abdominal mientras usaba toda su concentración para poder mantener el corazón latente y la sangre en el interior del cuerpo.
—Si, si, debe doler, lo sé. Aguanta un poco más. —frunció el ceño, viendo el daño interno. Estaba todo 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘻𝘢𝘥𝘰, de no ser por él la persona ya habría fallecido. No iba a permitirlo, había demasiada muerte rodeando como para permitirse no ayudar. Tuvo que concentrarse mejor para aliviar el dolor, una película de su campo de fuerza rodeando cada órgano que ayudó a que trabajaran correctamente y así aislar mejor la intensa sensación.
Le escuchaba quejarse, le veía llorar, veía su miedo. Él también estaba asustado, 𝘢𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢𝘥𝘰, sin saber cuánto más iba a poder continuar. Era lo único que se interponía en la muerte de la persona.
—Estarás bien, lo prometo... Todo estará bien... —una promesa vacía, dudando en si podría cumplirla. Tal vez si usaba su visión calorífica podría cauterizar... sería por fuera, pero quizás no ayudaba. Estaba perdido, no era un médico, solo tenía conocimientos básicos de cómo funcionaban los órganos y en qué posición debían estar.
Fue una eternidad hasta que comenzó a notar que el corazón ya no estaba respondiendo. ¿Por qué? Él lo estaba bombeando, no podía detenerse sin más, ¿había llegado a su límite? Pero, ¿cómo?
—No, no, no —repitió al sentir su propio corazón acelerarse y su cuerpo temblar más—. ¡No te rindas! ¡Tienes que-! ¡𝗣𝗼𝗿 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿!
Tenía un gran nudo en su estómago y otro en su garganta, por un momento el aire que tenía en sus pulmones se desvaneció, tampoco podía tragar. Lo estaba viendo: sus esfuerzos destruyéndose, la vida ajena 𝘦𝘴𝘤𝘢𝘱𝘢𝘯𝘥𝘰 de sus manos.
—¡𝗡𝗢! —sus ojos se abrieron de golpe, su cuerpo quedando sentado. Tenía la respiración pesada, apenas pudiendo inhalar aire suficiente. Sus extremidades las sentía adormiladas y frías. De haber sudado, estaría completamente empapado.
Miró sus manos, ahí no había sangre. De hecho, no había ni rastros del escenario anterior. Era solo él, en la cama, la luz de la luna colándose por su ventana. Y habían libros esparcidos a su alrededor, de medicina y anatomía humana. Fue justo ahí que comprendió. Una 𝙥𝙚𝙨𝙖𝙙𝙞𝙡𝙡𝙖.
Dejando las manos en su cabeza, cerró los ojos para calmarse, tomando su cabello para convencerse que estaba bien, solo una mala pasada de su subconsciente.
—...Tengo que seguir. —murmuró para sí mismo mientras se acomodó mejor, tomando con manos aún temblorosas uno de los libros para continuar leyendo a pesar de estar mayormente en oscuridad. No podía darse el lujo de dormir cuando tenía que aprender, era 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘴𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘣𝘭𝘦, si algo como en su pesadilla llegaba a ocurrir no se lo perdonaría jamás.
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[Inspirado en 'practical applications of a memorized heartbeat' de
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