A pesar de que el frío se vuelve sofocante en días como estos, Marianne intenta siempre pasar el menor tiempo posible encerrada dentro de casa. Aprovecha para salir a caminar, hace compras y también se toma un tiempo para reencontrarse con viejos amigos.
Ella sabe muy bien que, si se queda en casa, su cabeza la atormentará con un millón de cosas, un millón de problemas que al final del día no puede o no sabe cómo resolver.
Aunque ahí viene la parte aterradora: esa pregunta que le hiela la piel y la deja sin palabras:
‘¿Cómo has estado?’
Parece una pregunta sencilla, con una respuesta simple, pero claramente no lo es. ¿Qué sería lo correcto para responder a eso? Quizás debería contestar la verdad de cómo se siente, contarles a los demás acerca de esos pensamientos que le nublan el cerebro y aquellos problemas que no tiene idea de cómo solucionar, que más que nada involucran a su familia.
Pero hacer eso requeriría enfrentarse a una conversación dura, admitiendo en voz alta cosas que ella intenta ignorar y restar importancia, además de dejarse expuesta frente a los demás.
Así que sí, al final del día es más sencillo contestar un 'todo está bien' y seguir adelante.
Ella sabe muy bien que, si se queda en casa, su cabeza la atormentará con un millón de cosas, un millón de problemas que al final del día no puede o no sabe cómo resolver.
Aunque ahí viene la parte aterradora: esa pregunta que le hiela la piel y la deja sin palabras:
‘¿Cómo has estado?’
Parece una pregunta sencilla, con una respuesta simple, pero claramente no lo es. ¿Qué sería lo correcto para responder a eso? Quizás debería contestar la verdad de cómo se siente, contarles a los demás acerca de esos pensamientos que le nublan el cerebro y aquellos problemas que no tiene idea de cómo solucionar, que más que nada involucran a su familia.
Pero hacer eso requeriría enfrentarse a una conversación dura, admitiendo en voz alta cosas que ella intenta ignorar y restar importancia, además de dejarse expuesta frente a los demás.
Así que sí, al final del día es más sencillo contestar un 'todo está bien' y seguir adelante.
A pesar de que el frío se vuelve sofocante en días como estos, Marianne intenta siempre pasar el menor tiempo posible encerrada dentro de casa. Aprovecha para salir a caminar, hace compras y también se toma un tiempo para reencontrarse con viejos amigos.
Ella sabe muy bien que, si se queda en casa, su cabeza la atormentará con un millón de cosas, un millón de problemas que al final del día no puede o no sabe cómo resolver.
Aunque ahí viene la parte aterradora: esa pregunta que le hiela la piel y la deja sin palabras:
‘¿Cómo has estado?’
Parece una pregunta sencilla, con una respuesta simple, pero claramente no lo es. ¿Qué sería lo correcto para responder a eso? Quizás debería contestar la verdad de cómo se siente, contarles a los demás acerca de esos pensamientos que le nublan el cerebro y aquellos problemas que no tiene idea de cómo solucionar, que más que nada involucran a su familia.
Pero hacer eso requeriría enfrentarse a una conversación dura, admitiendo en voz alta cosas que ella intenta ignorar y restar importancia, además de dejarse expuesta frente a los demás.
Así que sí, al final del día es más sencillo contestar un 'todo está bien' y seguir adelante.