¿Hasta cuándo puede durar esta mala suerte?
Rol con 𝕬𝓻𝓪𝓭𝓲𝓪
Yumi estaba cansada de que todo saliera mal, incluso si ya se había acostumbrado a ello.
Día a día se enfrentaba a situaciones que ponían a prueba su paciencia, pero que hubiesen averiguado los datos de su tarjeta de crédito había sido la gota que colmaba el vaso. Dentro de lo malo, eso sí, quien estuviera detrás de aquello no había gastado demasiado dinero y pudo cancelar la tarjeta a tiempo.
"Interprétalo como un aviso", le dijo uno de los espíritus que siempre la acompañaban: una anciana que rondaba los noventa años y cuyo aburrimiento le llevaba a molestarla de todas las formas posibles. Solo que ella no era la única alma a la que le gustaba dicha actividad.
La joven había investigado diferentes medios para liberarse de la maldición que parecía perseguirla: intentó contentar a otros espíritus y seguir cumpliendo con sus peticiones, probó con talismanes y objetos que daban mala suerte... Ninguno funcionó.
Entonces, investigando en sus foros de confianza, se tomó con el nombre de una pitonisa muy reconocida. Rápidamente, buscó la información y las condiciones que debía aceptar si decidía contratar sus servicios: teniendo en cuenta que era una médium, poco le importaba tener que entregar una tercera parte de su alma, si acaso no lo había hecho ya.
Sin pensarlo más de dos veces, Yumi marcó el número de teléfono -que le pareció curioso cuanto menos- y esperó. Por alguna razón, los tres espíritus que estaban a su lado también parecían expectantes.
Yumi estaba cansada de que todo saliera mal, incluso si ya se había acostumbrado a ello.
Día a día se enfrentaba a situaciones que ponían a prueba su paciencia, pero que hubiesen averiguado los datos de su tarjeta de crédito había sido la gota que colmaba el vaso. Dentro de lo malo, eso sí, quien estuviera detrás de aquello no había gastado demasiado dinero y pudo cancelar la tarjeta a tiempo.
"Interprétalo como un aviso", le dijo uno de los espíritus que siempre la acompañaban: una anciana que rondaba los noventa años y cuyo aburrimiento le llevaba a molestarla de todas las formas posibles. Solo que ella no era la única alma a la que le gustaba dicha actividad.
La joven había investigado diferentes medios para liberarse de la maldición que parecía perseguirla: intentó contentar a otros espíritus y seguir cumpliendo con sus peticiones, probó con talismanes y objetos que daban mala suerte... Ninguno funcionó.
Entonces, investigando en sus foros de confianza, se tomó con el nombre de una pitonisa muy reconocida. Rápidamente, buscó la información y las condiciones que debía aceptar si decidía contratar sus servicios: teniendo en cuenta que era una médium, poco le importaba tener que entregar una tercera parte de su alma, si acaso no lo había hecho ya.
Sin pensarlo más de dos veces, Yumi marcó el número de teléfono -que le pareció curioso cuanto menos- y esperó. Por alguna razón, los tres espíritus que estaban a su lado también parecían expectantes.
Rol con [dist0rtedambitions]
Yumi estaba cansada de que todo saliera mal, incluso si ya se había acostumbrado a ello.
Día a día se enfrentaba a situaciones que ponían a prueba su paciencia, pero que hubiesen averiguado los datos de su tarjeta de crédito había sido la gota que colmaba el vaso. Dentro de lo malo, eso sí, quien estuviera detrás de aquello no había gastado demasiado dinero y pudo cancelar la tarjeta a tiempo.
"Interprétalo como un aviso", le dijo uno de los espíritus que siempre la acompañaban: una anciana que rondaba los noventa años y cuyo aburrimiento le llevaba a molestarla de todas las formas posibles. Solo que ella no era la única alma a la que le gustaba dicha actividad.
La joven había investigado diferentes medios para liberarse de la maldición que parecía perseguirla: intentó contentar a otros espíritus y seguir cumpliendo con sus peticiones, probó con talismanes y objetos que daban mala suerte... Ninguno funcionó.
Entonces, investigando en sus foros de confianza, se tomó con el nombre de una pitonisa muy reconocida. Rápidamente, buscó la información y las condiciones que debía aceptar si decidía contratar sus servicios: teniendo en cuenta que era una médium, poco le importaba tener que entregar una tercera parte de su alma, si acaso no lo había hecho ya.
Sin pensarlo más de dos veces, Yumi marcó el número de teléfono -que le pareció curioso cuanto menos- y esperó. Por alguna razón, los tres espíritus que estaban a su lado también parecían expectantes.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible