IV. Si bien, descubrir Inazuma, no sólo había sido caótico, pero también enriquecedor emocionalmente. Aunque carente de una guía que la lleve hacia su hermano; tal y cómo había ocurrido en otras naciones... La viajera disfrutaba volver de vez en cuando a Mondstadt. Fue la primer ciudad que la recibió con los brazos abiertos, por ello, tenían un lugar especial en su corazón. Volver era cómo visitar un hogar familiar. Rostros conocidos, vidas tranquilas, sin mayores líos. Todos disfrutando de su libertad y el suave viento que recorre al poblado. Era cómo volver a respirar. No entrarían a la ciudad, eso es sinónimo de trabajo extra ayudando. Solo por hoy, acamparían en solitario a las afueras para relajarse de tanto ajetreo.
La que más disfrutaba del recorrido era Paimon, quien emocionada todo el camino, no dejó de hablar sobre el pollo con miel. Uno de sus tantos platillos favoritos, según ella misma decía. Tal vez el sentimiento de familiar que Lumine sentía en aquellas tierras, era compartido con su pequeña acompañante, de la cual desconocía su origen pero estaría eternamente agradecida de que sus caminos se cruzaran aquel día en la playa. Claro, cuando podía le hacia bromas, tratándola de mascota, o comida de emergencia; pero no podía evitarlo. Aquella criatura siempre daba divertidas reacciones.
¿Cómo no estar agradecida con tan maravillosa compañera? No sólo le había enseñado el idioma del lugar, también la ha acompañado en sus riesgosas aventuras en búsqueda de su gemelo, aun sin tener certeza de que esto fuera posible en un inicio.
— Paimon, ¿quieres algo más aparte de pollo? Pero sólo por hoy, ¿de acuerdo? —
Una dulce sonrisa decoró el rostro de la viajera, contrastando con la enorme felicidad que desbordaba la pequeña, quien siempre tenia lugar en su estómago (o estómagos) para comida extra.
#comunidad2D #personajes2D #2D
La que más disfrutaba del recorrido era Paimon, quien emocionada todo el camino, no dejó de hablar sobre el pollo con miel. Uno de sus tantos platillos favoritos, según ella misma decía. Tal vez el sentimiento de familiar que Lumine sentía en aquellas tierras, era compartido con su pequeña acompañante, de la cual desconocía su origen pero estaría eternamente agradecida de que sus caminos se cruzaran aquel día en la playa. Claro, cuando podía le hacia bromas, tratándola de mascota, o comida de emergencia; pero no podía evitarlo. Aquella criatura siempre daba divertidas reacciones.
¿Cómo no estar agradecida con tan maravillosa compañera? No sólo le había enseñado el idioma del lugar, también la ha acompañado en sus riesgosas aventuras en búsqueda de su gemelo, aun sin tener certeza de que esto fuera posible en un inicio.
— Paimon, ¿quieres algo más aparte de pollo? Pero sólo por hoy, ¿de acuerdo? —
Una dulce sonrisa decoró el rostro de la viajera, contrastando con la enorme felicidad que desbordaba la pequeña, quien siempre tenia lugar en su estómago (o estómagos) para comida extra.
#comunidad2D #personajes2D #2D
IV. Si bien, descubrir Inazuma, no sólo había sido caótico, pero también enriquecedor emocionalmente. Aunque carente de una guía que la lleve hacia su hermano; tal y cómo había ocurrido en otras naciones... La viajera disfrutaba volver de vez en cuando a Mondstadt. Fue la primer ciudad que la recibió con los brazos abiertos, por ello, tenían un lugar especial en su corazón. Volver era cómo visitar un hogar familiar. Rostros conocidos, vidas tranquilas, sin mayores líos. Todos disfrutando de su libertad y el suave viento que recorre al poblado. Era cómo volver a respirar. No entrarían a la ciudad, eso es sinónimo de trabajo extra ayudando. Solo por hoy, acamparían en solitario a las afueras para relajarse de tanto ajetreo.
La que más disfrutaba del recorrido era Paimon, quien emocionada todo el camino, no dejó de hablar sobre el pollo con miel. Uno de sus tantos platillos favoritos, según ella misma decía. Tal vez el sentimiento de familiar que Lumine sentía en aquellas tierras, era compartido con su pequeña acompañante, de la cual desconocía su origen pero estaría eternamente agradecida de que sus caminos se cruzaran aquel día en la playa. Claro, cuando podía le hacia bromas, tratándola de mascota, o comida de emergencia; pero no podía evitarlo. Aquella criatura siempre daba divertidas reacciones.
¿Cómo no estar agradecida con tan maravillosa compañera? No sólo le había enseñado el idioma del lugar, también la ha acompañado en sus riesgosas aventuras en búsqueda de su gemelo, aun sin tener certeza de que esto fuera posible en un inicio.
— Paimon, ¿quieres algo más aparte de pollo? Pero sólo por hoy, ¿de acuerdo? —
Una dulce sonrisa decoró el rostro de la viajera, contrastando con la enorme felicidad que desbordaba la pequeña, quien siempre tenia lugar en su estómago (o estómagos) para comida extra.
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