Gojo Satoru, pocas veces se tomaba la libertad de volver a ese lugar.

El sitio del cual se había marchado años atrás, aún así, era claro que no podían hacer nada con otra él; El más fuerte y a su vez, un desertor.

Satoru se mantendría vigilante, sobre uno de los tejados de las habitaciones, solamente disfrutando la luz de luna y el silencio de la noche.

Cuidando el descanso de otros, al final, esa era su naturaleza.

Una naturaleza aprendida a la mala.