饾棙饾榾饾椇饾棽饾椏饾棶饾椆饾棻饾棶 饾棛饾棽饾棶饾榿饾椀饾棽饾椏饾椂饾椈饾棿饾榿饾椉饾椈


—Buenas noches señorita, ¿está preparada?.

Mi nueva doncella Rae esta situada detrás de mí en mi tocador, antes de que cogiera el cepillo, me adelanto cogiendo la revista donde hay varios recogidos, que están muy de moda en París.
—Está noche quiero algo diferente.

Captó enseguida todas mis indicaciones, quiero verme totalmente diferente. Dejar atrás la fea del baile y darme a conocer como verdaderamente soy.


Sin ninguna duda mi nueva doncella ha captado a la perfección el dibujo del recogido que le mostré de una de las revistas que me regaló Delacroix.


La moda parisina ha llegado hasta Mayfair.


Antes de abandonar mi cuarto, Rae termino de arreglarme, ayudándome a ponerme una capa de terciopelo anaranjado.

Ni siquiera quiero que mi familia vea a un mi verdadero yo, mi idea es que lo descubran, en el momento adecuado.


Madre y yo compartimos el primer carruaje, antes de salir tuve que ver a mis hermanas haciendo absurdas hipótesis sobre si el vestido que tapa mi capa, es lo más horrendo y por eso lo ocultó.
No puedo esperar para ver sus rostros, al mismo tiempo tengo dudas respecto a si mi nuevo cambio, captará las miradas que deseó o de lo contrario, volveré a ocultarme tras una esquina.

—Penelope.

Una sola mirada basta para que madre sepa que toda mi atención esta puesta sobre ella.
—¿Crees que tus hermanas entendieron lo que las hablé la otra noche?.
—¿Te refieres a que una de nosotras debe engendrar al futuro Lord Featherington?.
—Creí que siendo unas mujeres casadas, hay ciertas cosas que no pensé que debería explicarlas.
—¿Ha qué "cosas" se refiere, madre?.
—Oh querida, tú nunca tendrás que preocuparte por los deberes conyugales que una esposa debe cumplir, para con su esposo.


Mis hermanas no parecen contentas, ellas esperaban que fuéramos de las primeras familias en haber aparecido.
Pero como bien expresó madre, lo bueno siempre se hace esperar. Lo cuál captaron enseguida, ellos fueron los primero en entrar cuándo un lacayo de Lady Danbury, anunció nuestra llegada.

Las previas palabras de madre fueron acertadas, todos los invitados y lacayos ponen toda su atención en los Featherington.
—¡Es increíble!
—Madre tenía razón, somos el centro de atención.
Exclama Prudence sintiéndose poderosa, mirándolos a todos por encima del hombro.
—Todos admiran tu belleza, querida.

Ninguno de ellos se dio cuenta de que no me he movido de la entrada, por un instante, el pánico logró apoderarse de mí.
Hasta que uno de los lacayos de Danbury captó mi atención, al pedirme que le entregué mi capa.
Fue entonces cuando sentí un cambio, nunca había sido el centro de atención y aquí estoy bajando los escalones cautivando a todos.

Disfrutando cada instante, las miradas, la inmensa alegría que vivo.

No hay ninguna sola persona que no posee su mirada sobre mí.

Pero sin lugar a dudas lo que más esto disfrutando son las caras envidiosas de mis hermanas y la mirada perpleja de madre.


No me detengo colocándome donde está situada mi familia, sigo caminando por el medio de la pista, disfrutando de mi gran momento.


Este es mi momento.


Por primera vez puedo mostrar a la verdadera Penelope Featherington.

饾棙饾榾饾椇饾棽饾椏饾棶饾椆饾棻饾棶 饾棛饾棽饾棶饾榿饾椀饾棽饾椏饾椂饾椈饾棿饾榿饾椉饾椈 —Buenas noches señorita, ¿está preparada?. Mi nueva doncella Rae esta situada detrás de mí en mi tocador, antes de que cogiera el cepillo, me adelanto cogiendo la revista donde hay varios recogidos, que están muy de moda en París. —Está noche quiero algo diferente. Captó enseguida todas mis indicaciones, quiero verme totalmente diferente. Dejar atrás la fea del baile y darme a conocer como verdaderamente soy. Sin ninguna duda mi nueva doncella ha captado a la perfección el dibujo del recogido que le mostré de una de las revistas que me regaló Delacroix. La moda parisina ha llegado hasta Mayfair. Antes de abandonar mi cuarto, Rae termino de arreglarme, ayudándome a ponerme una capa de terciopelo anaranjado. Ni siquiera quiero que mi familia vea a un mi verdadero yo, mi idea es que lo descubran, en el momento adecuado. Madre y yo compartimos el primer carruaje, antes de salir tuve que ver a mis hermanas haciendo absurdas hipótesis sobre si el vestido que tapa mi capa, es lo más horrendo y por eso lo ocultó. No puedo esperar para ver sus rostros, al mismo tiempo tengo dudas respecto a si mi nuevo cambio, captará las miradas que deseó o de lo contrario, volveré a ocultarme tras una esquina. —Penelope. Una sola mirada basta para que madre sepa que toda mi atención esta puesta sobre ella. —¿Crees que tus hermanas entendieron lo que las hablé la otra noche?. —¿Te refieres a que una de nosotras debe engendrar al futuro Lord Featherington?. —Creí que siendo unas mujeres casadas, hay ciertas cosas que no pensé que debería explicarlas. —¿Ha qué "cosas" se refiere, madre?. —Oh querida, tú nunca tendrás que preocuparte por los deberes conyugales que una esposa debe cumplir, para con su esposo. Mis hermanas no parecen contentas, ellas esperaban que fuéramos de las primeras familias en haber aparecido. Pero como bien expresó madre, lo bueno siempre se hace esperar. Lo cuál captaron enseguida, ellos fueron los primero en entrar cuándo un lacayo de Lady Danbury, anunció nuestra llegada. Las previas palabras de madre fueron acertadas, todos los invitados y lacayos ponen toda su atención en los Featherington. —¡Es increíble! —Madre tenía razón, somos el centro de atención. Exclama Prudence sintiéndose poderosa, mirándolos a todos por encima del hombro. —Todos admiran tu belleza, querida. Ninguno de ellos se dio cuenta de que no me he movido de la entrada, por un instante, el pánico logró apoderarse de mí. Hasta que uno de los lacayos de Danbury captó mi atención, al pedirme que le entregué mi capa. Fue entonces cuando sentí un cambio, nunca había sido el centro de atención y aquí estoy bajando los escalones cautivando a todos. Disfrutando cada instante, las miradas, la inmensa alegría que vivo. No hay ninguna sola persona que no posee su mirada sobre mí. Pero sin lugar a dudas lo que más esto disfrutando son las caras envidiosas de mis hermanas y la mirada perpleja de madre. No me detengo colocándome donde está situada mi familia, sigo caminando por el medio de la pista, disfrutando de mi gran momento. Este es mi momento. Por primera vez puedo mostrar a la verdadera Penelope Featherington.
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