Álex apareció en pantalla, corriendo a través de un campo abierto, con el sonido de disparos, alarmas y luces rojas parpadeando a lo lejos. El sudor brillaba en su frente mientras se adentraba en la noche, su respiración agitada resonando en la cámara.

— ¡Hola, intrépidos exploradores! — exclamó entre jadeos, lanzando una mirada rápida por encima del hombro. — Hoy, estoy escapando con información de primera mano, y no fue nada fácil conseguirla — dijo, lanzando una mirada rápida detrás de él antes de seguir corriendo.—

Mientras corría, Álex esquivó obstáculos y se lanzó detrás de un árbol grande, tratando de recuperar el aliento. Se podía ver claramente que estaba huyendo de algo grande.

— SCP-426 es, bueno, una tostadora. Sí, lo sé, suena inofensivo, pero esta tostadora es cualquier cosa menos común. — Álex sonrió mientras hablaba, su voz apenas audible sobre el ruido de fondo. — SCP-426 tiene la capacidad de afectar a las personas que lo describen, obligándolas a referirse a él en primera persona. Así que, si estuviera describiendo SCP-426 ahora mismo, tendría que decir "Yo soy una tostadora". ¡Bastante extraño, ¿no?! —

Álex miró a su alrededor, asegurándose de que el camino estaba despejado antes de continuar su carrera por el campo. Las luces rojas de las alarmas parpadeaban en la distancia, y el eco de los disparos aún se escuchaba detrás de él.

— ¿Cómo descubrió la Fundación esta anomalía? — preguntó retóricamente, mientras avanzaba con cautela. — Todo comenzó cuando varias personas en un pequeño vecindario empezaron a reportar insomnio, ansiedad y, curiosamente, un fuerte deseo de tostar pan. Cuando los agentes de la Fundación llegaron al lugar, encontraron a un hombre que insistía en que él era una tostadora. ¡Imagínense la sorpresa! —

Se deslizó detrás de otro árbol, tomando un breve respiro.

— La Fundación finalmente logró contener a SCP-426 en una celda especial, pero no fue fácil. Tuvieron que asegurarse de que nadie que trabajara con SCP-426 hablara de él en términos que desencadenaran sus efectos. Esto llevó a la implementación de protocolos estrictos y mucha capacitación para el personal. —

Álex siguió corriendo, las luces y los disparos volviéndose más tenues a medida que se alejaba.

— ¿Qué hace que SCP-426 sea tan peligroso? — continuó. — Aquellos que caen bajo su influencia comienzan a perder su identidad humana. Hay casos documentados de personas que dejaron de comunicarse de manera coherente, obsesionándose en cambio con la idea de tostar pan. En casos extremos, los sujetos intentaron conectarse a la corriente eléctrica. —

Finalmente, llegó a un claro seguro, donde se detuvo y se sentó en una roca para hablar más tranquilamente.

— Esta anomalía nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra identidad. ¿Qué significa ser humano si una simple tostadora puede despojarnos de nuestra esencia? La Fundación ha tenido que enfrentarse a dilemas éticos sobre cómo tratar a los afectados. ¿Es correcto intentar 'reparar' a alguien que se identifica como un electrodoméstico? —

Álex sacó un pequeño dispositivo de su bolsillo y lo mostró a la cámara, la luz del amanecer iluminando su rostro.

— Este pequeño dispositivo contiene toda la información que he logrado obtener sobre SCP-426. Con suerte, podremos usarlo para continuar nuestra investigación y, tal vez, encontrar formas de protegernos mejor contra anomalías que afectan la mente y la identidad. —

Guardó el dispositivo y miró a la cámara con una expresión determinada.

— Mientras trato de salir de aquí con esta información, recuerden siempre cuestionar lo que ven y lo que creen ser. La Fundación SCP trabaja arduamente para protegernos, pero la curiosidad y la cautela deben ser nuestras guías. —

Con una última sonrisa, Álex se levantó y comenzó a caminar rápidamente hacia el horizonte, dejando atrás el caos y las luces parpadeantes, mientras el silencio se apoderó del lugar mientras Álex se internaba más en el bosque, su respiración pesada resonando en el aire tranquilo. Hizo una pausa para revisar el dispositivo en su bolsillo, asegurándose de que aún estuviera allí.

— La Fundación ha intentado varias veces comprender la naturaleza de SCP-426 y sus efectos. Han realizado experimentos con sujetos D, observando cómo cambian sus comportamientos y autopercepciones después de estar expuestos a la anomalía. Los resultados han sido... inquietantes. —

Álex sacó una libreta de su mochila y comenzó a leer algunas notas rápidamente, manteniéndose siempre en movimiento.

— Los sujetos inicialmente muestran signos de confusión y angustia, pero con el tiempo, su identidad se desintegra y se reconstruye alrededor de la idea de ser una tostadora. Se obsesionan con la función y el propósito de una tostadora, olvidando completamente sus vidas anteriores. —

Cerró la libreta y la guardó, volviendo a mirar hacia el horizonte.

— La Fundación ha tomado medidas extremas para mantener a SCP-426 contenido. Se encuentra en una celda de aislamiento total, y solo se permite el acceso a personal con formación específica y protección psicológica. Incluso los informes sobre SCP-426 están codificados para evitar el uso inadvertido de la primera persona. —

Álex continuó caminando, cada paso acercándolo a un lugar seguro mientras el sol comenzaba a asomar en el horizonte.

— La naturaleza de SCP-426 plantea preguntas fascinantes sobre la percepción y la identidad. ¿Qué nos hace ser quienes somos? ¿Cómo puede algo tan simple como una tostadora alterar nuestra comprensión de nosotros mismos? La investigación continúa, pero las respuestas son elusivas. —

Se detuvo un momento para contemplar el amanecer, la luz dorada bañando el paisaje.

— A pesar de los riesgos, es crucial que sigamos explorando y entendiendo estas anomalías. Cada descubrimiento nos acerca un poco más a comprender la naturaleza de la realidad y nuestra posición en ella. Y aunque el camino es peligroso, el conocimiento que obtenemos es invaluable. —

Álex miró directamente a la cámara, su expresión resuelta.

— Así que, hasta la próxima vez, mis valientes exploradores. Manténganse curiosos, manténganse cautelosos, y nunca dejen de cuestionar el mundo que nos rodea. La Fundación SCP está aquí para protegernos, pero también para desafiarnos a pensar más allá de lo conocido. —

Álex se inclinó hacia la cámara con una sonrisa pícara.

— Antes de despedirnos, dejemos una pequeña pista para nuestro próximo encuentro. Imagina un lugar remoto, donde la vida misma ha sido corrompida de formas inimaginables. Donde lo que una vez fue humano se ha convertido en algo retorcido y monstruoso. Algo que expande su horror sin cesar. —

Con un guiño, añadió

— Si te atreves, acompáñame la próxima vez. No querrás perderte este misterio. ¡Hasta pronto, exploradores! —

Con una última sonrisa, se dio la vuelta y siguió caminando hacia el horizonte, su figura desvaneciéndose lentamente en la luz del amanecer mientras la pantalla se desvanecía a negro.
Álex apareció en pantalla, corriendo a través de un campo abierto, con el sonido de disparos, alarmas y luces rojas parpadeando a lo lejos. El sudor brillaba en su frente mientras se adentraba en la noche, su respiración agitada resonando en la cámara. — ¡Hola, intrépidos exploradores! — exclamó entre jadeos, lanzando una mirada rápida por encima del hombro. — Hoy, estoy escapando con información de primera mano, y no fue nada fácil conseguirla — dijo, lanzando una mirada rápida detrás de él antes de seguir corriendo.— Mientras corría, Álex esquivó obstáculos y se lanzó detrás de un árbol grande, tratando de recuperar el aliento. Se podía ver claramente que estaba huyendo de algo grande. — SCP-426 es, bueno, una tostadora. Sí, lo sé, suena inofensivo, pero esta tostadora es cualquier cosa menos común. — Álex sonrió mientras hablaba, su voz apenas audible sobre el ruido de fondo. — SCP-426 tiene la capacidad de afectar a las personas que lo describen, obligándolas a referirse a él en primera persona. Así que, si estuviera describiendo SCP-426 ahora mismo, tendría que decir "Yo soy una tostadora". ¡Bastante extraño, ¿no?! — Álex miró a su alrededor, asegurándose de que el camino estaba despejado antes de continuar su carrera por el campo. Las luces rojas de las alarmas parpadeaban en la distancia, y el eco de los disparos aún se escuchaba detrás de él. — ¿Cómo descubrió la Fundación esta anomalía? — preguntó retóricamente, mientras avanzaba con cautela. — Todo comenzó cuando varias personas en un pequeño vecindario empezaron a reportar insomnio, ansiedad y, curiosamente, un fuerte deseo de tostar pan. Cuando los agentes de la Fundación llegaron al lugar, encontraron a un hombre que insistía en que él era una tostadora. ¡Imagínense la sorpresa! — Se deslizó detrás de otro árbol, tomando un breve respiro. — La Fundación finalmente logró contener a SCP-426 en una celda especial, pero no fue fácil. Tuvieron que asegurarse de que nadie que trabajara con SCP-426 hablara de él en términos que desencadenaran sus efectos. Esto llevó a la implementación de protocolos estrictos y mucha capacitación para el personal. — Álex siguió corriendo, las luces y los disparos volviéndose más tenues a medida que se alejaba. — ¿Qué hace que SCP-426 sea tan peligroso? — continuó. — Aquellos que caen bajo su influencia comienzan a perder su identidad humana. Hay casos documentados de personas que dejaron de comunicarse de manera coherente, obsesionándose en cambio con la idea de tostar pan. En casos extremos, los sujetos intentaron conectarse a la corriente eléctrica. — Finalmente, llegó a un claro seguro, donde se detuvo y se sentó en una roca para hablar más tranquilamente. — Esta anomalía nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra identidad. ¿Qué significa ser humano si una simple tostadora puede despojarnos de nuestra esencia? La Fundación ha tenido que enfrentarse a dilemas éticos sobre cómo tratar a los afectados. ¿Es correcto intentar 'reparar' a alguien que se identifica como un electrodoméstico? — Álex sacó un pequeño dispositivo de su bolsillo y lo mostró a la cámara, la luz del amanecer iluminando su rostro. — Este pequeño dispositivo contiene toda la información que he logrado obtener sobre SCP-426. Con suerte, podremos usarlo para continuar nuestra investigación y, tal vez, encontrar formas de protegernos mejor contra anomalías que afectan la mente y la identidad. — Guardó el dispositivo y miró a la cámara con una expresión determinada. — Mientras trato de salir de aquí con esta información, recuerden siempre cuestionar lo que ven y lo que creen ser. La Fundación SCP trabaja arduamente para protegernos, pero la curiosidad y la cautela deben ser nuestras guías. — Con una última sonrisa, Álex se levantó y comenzó a caminar rápidamente hacia el horizonte, dejando atrás el caos y las luces parpadeantes, mientras el silencio se apoderó del lugar mientras Álex se internaba más en el bosque, su respiración pesada resonando en el aire tranquilo. Hizo una pausa para revisar el dispositivo en su bolsillo, asegurándose de que aún estuviera allí. — La Fundación ha intentado varias veces comprender la naturaleza de SCP-426 y sus efectos. Han realizado experimentos con sujetos D, observando cómo cambian sus comportamientos y autopercepciones después de estar expuestos a la anomalía. Los resultados han sido... inquietantes. — Álex sacó una libreta de su mochila y comenzó a leer algunas notas rápidamente, manteniéndose siempre en movimiento. — Los sujetos inicialmente muestran signos de confusión y angustia, pero con el tiempo, su identidad se desintegra y se reconstruye alrededor de la idea de ser una tostadora. Se obsesionan con la función y el propósito de una tostadora, olvidando completamente sus vidas anteriores. — Cerró la libreta y la guardó, volviendo a mirar hacia el horizonte. — La Fundación ha tomado medidas extremas para mantener a SCP-426 contenido. Se encuentra en una celda de aislamiento total, y solo se permite el acceso a personal con formación específica y protección psicológica. Incluso los informes sobre SCP-426 están codificados para evitar el uso inadvertido de la primera persona. — Álex continuó caminando, cada paso acercándolo a un lugar seguro mientras el sol comenzaba a asomar en el horizonte. — La naturaleza de SCP-426 plantea preguntas fascinantes sobre la percepción y la identidad. ¿Qué nos hace ser quienes somos? ¿Cómo puede algo tan simple como una tostadora alterar nuestra comprensión de nosotros mismos? La investigación continúa, pero las respuestas son elusivas. — Se detuvo un momento para contemplar el amanecer, la luz dorada bañando el paisaje. — A pesar de los riesgos, es crucial que sigamos explorando y entendiendo estas anomalías. Cada descubrimiento nos acerca un poco más a comprender la naturaleza de la realidad y nuestra posición en ella. Y aunque el camino es peligroso, el conocimiento que obtenemos es invaluable. — Álex miró directamente a la cámara, su expresión resuelta. — Así que, hasta la próxima vez, mis valientes exploradores. Manténganse curiosos, manténganse cautelosos, y nunca dejen de cuestionar el mundo que nos rodea. La Fundación SCP está aquí para protegernos, pero también para desafiarnos a pensar más allá de lo conocido. — Álex se inclinó hacia la cámara con una sonrisa pícara. — Antes de despedirnos, dejemos una pequeña pista para nuestro próximo encuentro. Imagina un lugar remoto, donde la vida misma ha sido corrompida de formas inimaginables. Donde lo que una vez fue humano se ha convertido en algo retorcido y monstruoso. Algo que expande su horror sin cesar. — Con un guiño, añadió — Si te atreves, acompáñame la próxima vez. No querrás perderte este misterio. ¡Hasta pronto, exploradores! — Con una última sonrisa, se dio la vuelta y siguió caminando hacia el horizonte, su figura desvaneciéndose lentamente en la luz del amanecer mientras la pantalla se desvanecía a negro.
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