—Llueve. Y no hay nadie a la vista, así que se ha sentado en uno de los sillones con Pelusa sobre el regazo, mirando al exterior mientras la acaricia. Un largo suspiro exhaló. La verdad es que empezaba a sentirse muy solo sin sus compañeros. —
—Llueve. Y no hay nadie a la vista, así que se ha sentado en uno de los sillones con Pelusa sobre el regazo, mirando al exterior mientras la acaricia. Un largo suspiro exhaló. La verdad es que empezaba a sentirse muy solo sin sus compañeros. —
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