— Recuerdo cuando conoci a Slendy...—


Entonces empezó a recordar

Jeff se movía entre los árboles con la agilidad de un depredador, buscando su próxima presa. Había escuchado rumores de una entidad en el bosque, algo que se decía era tan letal como él. La idea de un enfrentamiento le hacía sonreír con su eterna mueca.

Una noche, bajo la luna llena, mientras acechaba a un grupo de campistas, lo sintió. Una presencia fría y dominante. Jeff se detuvo, su instinto asesino agudizado. De las sombras emergió una figura alta y delgada, sin rostro, con tentáculos que se extendían detrás de él. Slenderman.

—Así que eres tú...—, murmuró Jeff, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y fascinación.

Sin perder tiempo, Jeff atacó, lanzando uno de sus cuchillos hacia la entidad. Slenderman simplemente desvió el arma con uno de sus tentáculos, sin esfuerzo. Jeff no se dejó intimidar; al contrario, esto solo aumentó su deseo de enfrentarse a esta criatura.

—Interesante...—, dijo Jeff, con una sonrisa torcida.

Saltó hacia adelante, sus movimientos rápidos y letales. Pero cada ataque fue bloqueado o evadido por Slenderman. Los tentáculos de Slenderman se movían con una velocidad y precisión inhumanas, golpeando a Jeff repetidamente. La lucha se prolongó, con Jeff dando lo mejor de sí, pero siempre siendo superado.

Finalmente, Slenderman atrapó a Jeff con sus tentáculos, inmovilizándolo. Jeff, a pesar del dolor, soltó una carcajada.

—Vas a matarme, ¿no es así?—, dijo, desafiante, mirando a la entidad sin rostro.

Slenderman permaneció en silencio por un momento, luego lo soltó suavemente al suelo.

—No—, dijo slenderman —. Eres interesante, Jeff. Tienes un potencial que no se debe desperdiciar.

Jeff, sorprendido, se levantó lentamente, limpiando la sangre de su boca.

—¿Qué quieres de mí?—, preguntó, aún desafiante pero con una chispa de curiosidad.

—Únete a mí—, respondió Slenderman—. Hay otros como tú, seres que el mundo teme y rechaza. Vivimos juntos, en una casa donde podemos ser lo que somos, sin esconder nada.

Jeff lo miró, considerando la oferta. La idea de un lugar donde podría ser libre de su odio y locura, rodeado de otros como él, era tentadora.

—Está bien—, dijo finalmente, una sonrisa oscura curvando sus labios—. Muéstrame este lugar.

Desde entonces, Jeff y Slenderman se volvieron una especie de compañeros de caos, siempre retándose, pero también confiando en la habilidad del otro. Jeff encontró en Slenderman un desafío constante, alguien que lo mantenía al límite, y aunque no lo admitiera abiertamente, disfrutaba de esa relación. Juntos, formaban una dupla temida por cualquiera que se atreviera a cruzarse en su camino.

Aunque bueno eso antes ....



actualmente:

Slenderman, en su habitación oscura y cavernosa, sentía la presencia de Jeff incluso antes de que este se acercara. La constante molestia que representaba Jeff le causaba un estrés interminable, pero de alguna manera, también encontraba la dinámica entretenida. Siempre había algún nuevo truco, alguna nueva travesura que Jeff inventaba para desafiarlo

—¿Qué es ahora, Jeff?—, preguntó Slenderman con su voz profunda y resonante mientras Jeff se adentraba en la habitación.

Jeff sonrió, su eterna mueca haciendo que la sonrisa pareciera más siniestra.

—Oh, nada importante, solo pensé en ver si aún tienes ese toque para esquivar mis cuchillos—, dijo Jeff, sacando un cuchillo y lanzándolo en un movimiento rápido.

Slenderman desvió el cuchillo con uno de sus tentáculos, sin siquiera moverse de su lugar preguntandole porque siempre era igual

Jeff soltó una carcajada.

—Bueno, alguien tiene que mantener las cosas interesantes por aquí—, respondió, su tono lleno de burla.

Slenderman
— Recuerdo cuando conoci a Slendy...— Entonces empezó a recordar Jeff se movía entre los árboles con la agilidad de un depredador, buscando su próxima presa. Había escuchado rumores de una entidad en el bosque, algo que se decía era tan letal como él. La idea de un enfrentamiento le hacía sonreír con su eterna mueca. Una noche, bajo la luna llena, mientras acechaba a un grupo de campistas, lo sintió. Una presencia fría y dominante. Jeff se detuvo, su instinto asesino agudizado. De las sombras emergió una figura alta y delgada, sin rostro, con tentáculos que se extendían detrás de él. Slenderman. —Así que eres tú...—, murmuró Jeff, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y fascinación. Sin perder tiempo, Jeff atacó, lanzando uno de sus cuchillos hacia la entidad. Slenderman simplemente desvió el arma con uno de sus tentáculos, sin esfuerzo. Jeff no se dejó intimidar; al contrario, esto solo aumentó su deseo de enfrentarse a esta criatura. —Interesante...—, dijo Jeff, con una sonrisa torcida. Saltó hacia adelante, sus movimientos rápidos y letales. Pero cada ataque fue bloqueado o evadido por Slenderman. Los tentáculos de Slenderman se movían con una velocidad y precisión inhumanas, golpeando a Jeff repetidamente. La lucha se prolongó, con Jeff dando lo mejor de sí, pero siempre siendo superado. Finalmente, Slenderman atrapó a Jeff con sus tentáculos, inmovilizándolo. Jeff, a pesar del dolor, soltó una carcajada. —Vas a matarme, ¿no es así?—, dijo, desafiante, mirando a la entidad sin rostro. Slenderman permaneció en silencio por un momento, luego lo soltó suavemente al suelo. —No—, dijo slenderman —. Eres interesante, Jeff. Tienes un potencial que no se debe desperdiciar. Jeff, sorprendido, se levantó lentamente, limpiando la sangre de su boca. —¿Qué quieres de mí?—, preguntó, aún desafiante pero con una chispa de curiosidad. —Únete a mí—, respondió Slenderman—. Hay otros como tú, seres que el mundo teme y rechaza. Vivimos juntos, en una casa donde podemos ser lo que somos, sin esconder nada. Jeff lo miró, considerando la oferta. La idea de un lugar donde podría ser libre de su odio y locura, rodeado de otros como él, era tentadora. —Está bien—, dijo finalmente, una sonrisa oscura curvando sus labios—. Muéstrame este lugar. Desde entonces, Jeff y Slenderman se volvieron una especie de compañeros de caos, siempre retándose, pero también confiando en la habilidad del otro. Jeff encontró en Slenderman un desafío constante, alguien que lo mantenía al límite, y aunque no lo admitiera abiertamente, disfrutaba de esa relación. Juntos, formaban una dupla temida por cualquiera que se atreviera a cruzarse en su camino. Aunque bueno eso antes .... actualmente: Slenderman, en su habitación oscura y cavernosa, sentía la presencia de Jeff incluso antes de que este se acercara. La constante molestia que representaba Jeff le causaba un estrés interminable, pero de alguna manera, también encontraba la dinámica entretenida. Siempre había algún nuevo truco, alguna nueva travesura que Jeff inventaba para desafiarlo —¿Qué es ahora, Jeff?—, preguntó Slenderman con su voz profunda y resonante mientras Jeff se adentraba en la habitación. Jeff sonrió, su eterna mueca haciendo que la sonrisa pareciera más siniestra. —Oh, nada importante, solo pensé en ver si aún tienes ese toque para esquivar mis cuchillos—, dijo Jeff, sacando un cuchillo y lanzándolo en un movimiento rápido. Slenderman desvió el cuchillo con uno de sus tentáculos, sin siquiera moverse de su lugar preguntandole porque siempre era igual Jeff soltó una carcajada. —Bueno, alguien tiene que mantener las cosas interesantes por aquí—, respondió, su tono lleno de burla. [Slender.Man_Cp]
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