Le ha quedado como anillo al dedo el cambio, pues realmente podría presumir que entre él y Stolas no había una diferencia más allá de el aspecto físico.
Ambos eran reyes jodidamente calientes, enamorados, depresivos, con esposas que les deseaban la muerte o el peor martirio posible, hijas jóvenes con desprecio a su paternidad e infravalorados a pesar de su poder.
Si, sin duda era como ser él mismo, sólo que con otra apariencia.
Ambos eran reyes jodidamente calientes, enamorados, depresivos, con esposas que les deseaban la muerte o el peor martirio posible, hijas jóvenes con desprecio a su paternidad e infravalorados a pesar de su poder.
Si, sin duda era como ser él mismo, sólo que con otra apariencia.
Le ha quedado como anillo al dedo el cambio, pues realmente podría presumir que entre él y Stolas no había una diferencia más allá de el aspecto físico.
Ambos eran reyes jodidamente calientes, enamorados, depresivos, con esposas que les deseaban la muerte o el peor martirio posible, hijas jóvenes con desprecio a su paternidad e infravalorados a pesar de su poder.
Si, sin duda era como ser él mismo, sólo que con otra apariencia.