—Harta de ser una mujer, y con ganas de volver a ser él mismo, Vox, fue hacia el laboratorio de Velvette ya que ella no estaba pues a saber dónde se había metido.

Y una vez allí, comenzó a rebuscar pociones, bebiéndose unas cuantas al azar, pues si había algún modo de distinguir los brebajes, no lo encontró. Y si, ella era consciente de lo peligroso que esto podría ser, sin embargo... Estaba demasiado harta de todo como para ni tan siquiera pensarlo y es que, aunque se bebiera algo que no era, no iba a morirse tan rápido. Sin embargo, cuando probó una de las pociones de un tono azulado y extraño sabor dulzón, se mareó y terminó por desmayarse.

Cuando despertó se sentía rara, más débil y ¿Blandita? Enseguida vio que seguía siendo una mujer pero cuando se miró las manos...

—No...—trató de usar algunas de sus habilidades y fue inútil, ya no poseía poder alguno—¡Mierda!—entonces busco algo donde ver si reflejo y se vio, era humana.

—Me cago en mi vida... Voy de mal en peor—se lamentó palmeándose la cara. Ahora sí, que más le valía no ir a trabajar, y que la vieran lo menos posible, ya que estaba totalmente indefensa.—