—¡Al fin!¡Por fin amaneció siendo él mismo otra vez! Fueron dos días que se sintieron como una eternidad y aunque ser un volpino italiano no estuvo del todo mal, lo de ser mujer... Como que iba a fingir que aquello no sucedió jamás y no precisamente por cambiar de sexo, si no por todas las idioteces que había dicho y hecho —
—¡Al fin!¡Por fin amaneció siendo él mismo otra vez! Fueron dos días que se sintieron como una eternidad y aunque ser un volpino italiano no estuvo del todo mal, lo de ser mujer... Como que iba a fingir que aquello no sucedió jamás y no precisamente por cambiar de sexo, si no por todas las idioteces que había dicho y hecho —
Me encocora
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