Salió a conseguir más café para el antojo de su pareja y, como mal esperaba, no resistió las náuseas.
—E-estoy... bien...
El aroma era nefasto. Había pasado de adorar el café a aborrecerlo en apenas instantes y parecía que el insomnio no era el único mal que la paternidad le traería, también sufrir de los ascos.
—E-estoy... bien...
El aroma era nefasto. Había pasado de adorar el café a aborrecerlo en apenas instantes y parecía que el insomnio no era el único mal que la paternidad le traería, también sufrir de los ascos.
Salió a conseguir más café para el antojo de su pareja y, como mal esperaba, no resistió las náuseas.
—E-estoy... bien...
El aroma era nefasto. Había pasado de adorar el café a aborrecerlo en apenas instantes y parecía que el insomnio no era el único mal que la paternidad le traería, también sufrir de los ascos.