Fugado
Había sido un largo viaje del cual, como de costumbre, ni Khalan ni su amigo habían visto ni el trayecto ni el paisaje, pues siempre los mantenían encerrados y aislados del mundo exterior. Llegaron a la ciudad en la cual se celebrarían los combates por las próximas semanas.
Aquella noche les tocaba pelear a ambos wendigos y sus contrincantes eran nada más y nada menos que un enorme ogro y un hipogrifo. Salieron victoriosos de la batalla pero bastante magullados. A pesar de todo ambos lograron encontrar una forma de escapar, por centésima vez. Sabían que serían atrapados pues los rastrearían mediante los chips de localización en sus nucas, pero aún así debían intentarlo.
Decidieron tomar caminos diferentes para tener más posibilidades y Khalan acabó huyendo a los adentros de aquella ciudad, obviamente desconocida para él. Escondiéndose en un callejón.
Aún mantenía su forma de wendigo por lo que debía cambiar. Dio paso a la transformación, dolorosa sin duda, pues sus huesos debían romperse y sus músculos y piel desgarrarse para dar paso su otra forma.
Gritaba de dolor a pesar de que intentaba no hacerlo.
-¡Aaaah! ¡Joder!.... ¡Ggh!
Una vez ya tenía su forma humana, apoyó su espalda contra un muro dejándose caer al suelo. Su cuerpo, delgado pero atlético estaba cubierto de cicatrices, heridas ya curadas y otras que aún sangraban. A demás, la poca ropa que llevaba, a parte de sucia, estaba completamente destrozada, hecha jirones.
Sabía que los estarían siguiendo a ambos y que no tendría demasiado tiempo para reposar y esperar a que sus heridas sanen, no tardarían en ir por él.
Aquella noche les tocaba pelear a ambos wendigos y sus contrincantes eran nada más y nada menos que un enorme ogro y un hipogrifo. Salieron victoriosos de la batalla pero bastante magullados. A pesar de todo ambos lograron encontrar una forma de escapar, por centésima vez. Sabían que serían atrapados pues los rastrearían mediante los chips de localización en sus nucas, pero aún así debían intentarlo.
Decidieron tomar caminos diferentes para tener más posibilidades y Khalan acabó huyendo a los adentros de aquella ciudad, obviamente desconocida para él. Escondiéndose en un callejón.
Aún mantenía su forma de wendigo por lo que debía cambiar. Dio paso a la transformación, dolorosa sin duda, pues sus huesos debían romperse y sus músculos y piel desgarrarse para dar paso su otra forma.
Gritaba de dolor a pesar de que intentaba no hacerlo.
-¡Aaaah! ¡Joder!.... ¡Ggh!
Una vez ya tenía su forma humana, apoyó su espalda contra un muro dejándose caer al suelo. Su cuerpo, delgado pero atlético estaba cubierto de cicatrices, heridas ya curadas y otras que aún sangraban. A demás, la poca ropa que llevaba, a parte de sucia, estaba completamente destrozada, hecha jirones.
Sabía que los estarían siguiendo a ambos y que no tendría demasiado tiempo para reposar y esperar a que sus heridas sanen, no tardarían en ir por él.
Había sido un largo viaje del cual, como de costumbre, ni Khalan ni su amigo habían visto ni el trayecto ni el paisaje, pues siempre los mantenían encerrados y aislados del mundo exterior. Llegaron a la ciudad en la cual se celebrarían los combates por las próximas semanas.
Aquella noche les tocaba pelear a ambos wendigos y sus contrincantes eran nada más y nada menos que un enorme ogro y un hipogrifo. Salieron victoriosos de la batalla pero bastante magullados. A pesar de todo ambos lograron encontrar una forma de escapar, por centésima vez. Sabían que serían atrapados pues los rastrearían mediante los chips de localización en sus nucas, pero aún así debían intentarlo.
Decidieron tomar caminos diferentes para tener más posibilidades y Khalan acabó huyendo a los adentros de aquella ciudad, obviamente desconocida para él. Escondiéndose en un callejón.
Aún mantenía su forma de wendigo por lo que debía cambiar. Dio paso a la transformación, dolorosa sin duda, pues sus huesos debían romperse y sus músculos y piel desgarrarse para dar paso su otra forma.
Gritaba de dolor a pesar de que intentaba no hacerlo.
-¡Aaaah! ¡Joder!.... ¡Ggh!
Una vez ya tenía su forma humana, apoyó su espalda contra un muro dejándose caer al suelo. Su cuerpo, delgado pero atlético estaba cubierto de cicatrices, heridas ya curadas y otras que aún sangraban. A demás, la poca ropa que llevaba, a parte de sucia, estaba completamente destrozada, hecha jirones.
Sabía que los estarían siguiendo a ambos y que no tendría demasiado tiempo para reposar y esperar a que sus heridas sanen, no tardarían en ir por él.
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible
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turnos
0
maullidos
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