- ¡Groar!
Se dedica a repartir porrazos y golpes contundentes con un arma improvisada de antaño en su vieja colonia natal de la Luna de Europa, la Sibear, una vara de metal incrustada en un sólido bloque de hielo duro y seco.
Suficiente para romper los escudos de energía de los incursores de los Corpus saqueando los recursos de las ruinas de su vieja colonia.
Los disparos de plasma atraviesan su escudo de energía, pero su piel de acero resiste mejor y no detiene su masacre en aquel pasillo de hielo que esconde la colonia, derribando tripulantes como máquinas que se interponen en su camino.
Atrapa a uno de la cabeza y usa su protección elemental con el color violeta para electrocutar al pobre desgraciado, quien sólo se sacude violentamente por la cantidad de corriente que recibe su piel.
Lo suelta y contempla el pasillo vacío, no huele más enemigos y al menos su hogar está limpio de intrusos.
Se dedica a repartir porrazos y golpes contundentes con un arma improvisada de antaño en su vieja colonia natal de la Luna de Europa, la Sibear, una vara de metal incrustada en un sólido bloque de hielo duro y seco.
Suficiente para romper los escudos de energía de los incursores de los Corpus saqueando los recursos de las ruinas de su vieja colonia.
Los disparos de plasma atraviesan su escudo de energía, pero su piel de acero resiste mejor y no detiene su masacre en aquel pasillo de hielo que esconde la colonia, derribando tripulantes como máquinas que se interponen en su camino.
Atrapa a uno de la cabeza y usa su protección elemental con el color violeta para electrocutar al pobre desgraciado, quien sólo se sacude violentamente por la cantidad de corriente que recibe su piel.
Lo suelta y contempla el pasillo vacío, no huele más enemigos y al menos su hogar está limpio de intrusos.
- ¡Groar!
Se dedica a repartir porrazos y golpes contundentes con un arma improvisada de antaño en su vieja colonia natal de la Luna de Europa, la Sibear, una vara de metal incrustada en un sólido bloque de hielo duro y seco.
Suficiente para romper los escudos de energía de los incursores de los Corpus saqueando los recursos de las ruinas de su vieja colonia.
Los disparos de plasma atraviesan su escudo de energía, pero su piel de acero resiste mejor y no detiene su masacre en aquel pasillo de hielo que esconde la colonia, derribando tripulantes como máquinas que se interponen en su camino.
Atrapa a uno de la cabeza y usa su protección elemental con el color violeta para electrocutar al pobre desgraciado, quien sólo se sacude violentamente por la cantidad de corriente que recibe su piel.
Lo suelta y contempla el pasillo vacío, no huele más enemigos y al menos su hogar está limpio de intrusos.