Las sombras danzaban a su alrededor, obedientes a su voluntad, pero esta vez se encontraba en un lugar desconocido. No reconocía los edificios que se alzaban majestuosos frente a él ni las personas que transitaban por las calles con paso apresurado. Se hallaba perdido en un mundo extraño, sin un rumbo claro ni un propósito definido más allá de su necesidad de sobrevivir.

Con paso seguro pero cauteloso, avanzó por las calles, observando atentamente a aquellos que pasaban a su lado. Sabía que necesitaba hacer un pacto para asegurar su supervivencia en este mundo desconocido, y su especialidad era el arte de la seducción, especialmente con las mujeres.

Divisó a una joven mujer que caminaba con determinación, su mirada fiera reflejando una determinación similar a la suya. Decidió acercarse, deslizándose entre las sombras para acercarse sigilosamente a su presa.

Con una sonrisa encantadora en los labios, emergió de entre las sombras frente a ella, su presencia envuelta en un halo de misterio y fascinación.

"Saludos, hermosa dama", comenzó con voz suave y seductora. "Me temo que me he perdido en este laberinto de calles y edificios, ¿podrías brindarme tu ayuda?"

Sus ojos centelleaban con una chispa traviesa mientras desplegaba todo su encanto, consciente del poder que poseía sobre aquellos que caían bajo su hechizo.

Ahora, solo quedaba esperar y ver si esta mujer podría ser la clave para asegurar su supervivencia en este mundo desconocido, o si tendría que seguir buscando a alguien dispuesto a sellar un pacto con él.