El monstruo bajo tu cama.
Categoría Acción
───── 𝐈𝐑𝐀𝐈𝐀 𝑂𝑇𝑋𝑂𝐴


¿Cuántos partes más iba a acumular ese semestre? No lo sabía, pero tampoco le importaba. Casi los guardaba como trofeos, trofeos que nunca le enseñaría a sus padres. Si lo hacía bien, ni siquiera necesitarían la firma de esos partes, tan solo necesitaba portarse bien al final del semestre para que la acumulación de faltas sin firmar no diera aviso a jefatura. Y hasta el momento, lo había hecho bien.

Hasta ese día.

Estaba a punto de conseguirlo pero, ¿realmente le importaba tanto todo eso? ¿Como para controlarse, para prohibirse a sí misma algo que no consideraba tan malo? Lo comprobaría ese día, cuando el director la llamó a su despacho por un "grafiti" que había pintado en clase en los minutos de cambio de profesor. Le habían bastado 2 minutos para garabatear la pared dibujando una macabra silueta negra con ojeras y los ojos enormes.
El director había intentado entender el motivo, pero cansado del comportamiento de aquella alumna, decidió por fin hacer lo que debería haber hecho al principio de curso. Mandarla con la psicóloga del centro.

No se fiaban demasiado de que aquello fuera a funcionar con alumnos tan problemáticos, pero eso era lo único que les quedaba.

La había citado a las 11:40, y por suerte se había saltado la clase de ciencias. Pero antes de eso decidió pasarse por la cafetería y quedarse ahí un rato, conversando con la mujer que trabajaba allí. Le había explicado lo sucedido, que a partir de ahora tendría que contarle todo eso a una psicóloga que habían contratado ese mismo año. Iría, pero no confiaba en que eso la ayudase a cambiar. No lo haría, de eso estaba segura.

Después de eso, y diez minutos tarde de su cita, Itzal se presentó en el despacho de la susodicha, encontrándolo vacío. Se sentó en la silla, de manera despreocupada y esperó, curioseando con la mirada la sala.
[icxheart1] ¿Cuántos partes más iba a acumular ese semestre? No lo sabía, pero tampoco le importaba. Casi los guardaba como trofeos, trofeos que nunca le enseñaría a sus padres. Si lo hacía bien, ni siquiera necesitarían la firma de esos partes, tan solo necesitaba portarse bien al final del semestre para que la acumulación de faltas sin firmar no diera aviso a jefatura. Y hasta el momento, lo había hecho bien. Hasta ese día. Estaba a punto de conseguirlo pero, ¿realmente le importaba tanto todo eso? ¿Como para controlarse, para prohibirse a sí misma algo que no consideraba tan malo? Lo comprobaría ese día, cuando el director la llamó a su despacho por un "grafiti" que había pintado en clase en los minutos de cambio de profesor. Le habían bastado 2 minutos para garabatear la pared dibujando una macabra silueta negra con ojeras y los ojos enormes. El director había intentado entender el motivo, pero cansado del comportamiento de aquella alumna, decidió por fin hacer lo que debería haber hecho al principio de curso. Mandarla con la psicóloga del centro. No se fiaban demasiado de que aquello fuera a funcionar con alumnos tan problemáticos, pero eso era lo único que les quedaba. La había citado a las 11:40, y por suerte se había saltado la clase de ciencias. Pero antes de eso decidió pasarse por la cafetería y quedarse ahí un rato, conversando con la mujer que trabajaba allí. Le había explicado lo sucedido, que a partir de ahora tendría que contarle todo eso a una psicóloga que habían contratado ese mismo año. Iría, pero no confiaba en que eso la ayudase a cambiar. No lo haría, de eso estaba segura. Después de eso, y diez minutos tarde de su cita, Itzal se presentó en el despacho de la susodicha, encontrándolo vacío. Se sentó en la silla, de manera despreocupada y esperó, curioseando con la mirada la sala.
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