El primer encuentro
Categoría Acción
Starter para [SP4RKLE]

Lucifer había despertado hacía apenas un par de días, entre un montón de trastos, en el interior de un apartamento completamente destrozado. Junto a él, se encontraba una casi ilegible carta, en la que el muchacho de no más de 30 años, según supuso por el cuerpo que ahora estaba poseyendo, que lo había invocado explicaba el motivo por el que lo había llamado, así como detallaba la lista con los nombres de aquellos de los que debía deshacerse.

¿Por qué los humanos recurrían a aquellos métodos para matar a otras personas cuando podían hacerlo con sus propias manos?

Fuese cual fuese la respuesta, él había vuelto de su letargo, en un lugar aparentemente seguro de cazadores o de alguno de esos bastardos al servicio de su padre. Le habría gustado que hubiese sido gratis, y no tener aquellas 8 marcas en su brazo recordándole que su capacidad para seguir caminando por el mundo de los humanos tenía unas condiciones a seguir, pero... menos daba una piedra, ¿no?

Por ese mismo motivo, se encontraba en la cima de aquel edificio, fumando un cigarro, mirando con fastidio hacia el parque en el que debía abordar a su primera víctima. Algo que habría hecho de buena gana, de no ser porque alguien se le había adelantado, dejando tras de sí un cadáver que en el infierno podría ser considerado, incluso, una preciosa obra de arte. Desde luego, el colega se había quedado a gusto, sí.

Si bien, contemplar como una de aquellas marcas desaparecía de su brazo, indicando que ahora solo estaba a 7 muertes de ser completamente dueño de aquel cuerpo hasta que se cansase, era un motivo de relax para él, no podía evitar sentirse frustrado por no haber sido él quien acabase con la vida de aquel pobre bastardo.

Lo había estado investigando, y el tipo, a priori, era un buen hombre. Los periódicos que lo mencionaban, hablaban de él como un policía ejemplar, pero, por lo que su anfitrión había escrito de él, y lo que había logrado encontrar en sus archivos de la nube, era un capullo de primera. Un verdadero lobo con piel de cordero. Al conocer todos los detalles sobre él, casi deseó convertirlo en parte de su ejército de seguidores, pero... bueno, el trabajo era el trabajo, y capullos como aquel había muchos en el mundo.

Fue la aparición de otra silueta en la escena del crimen lo que hizo que saliese de su mente. Aquello sí que era... curioso. Sin pensarlo dos veces, saltó del edificio, y se dirigió con rapidez inhumana hacia el parque. Sus poderes, hasta que tomase control completo sobre aquel cuerpo, estaban limitados, pero ningún humano sería rival contra él en una pelea, así que, por el momento, se conformaría.

- Vaya, vaya, vaya. - Dijo saliendo de entre las sombras del parque, acercándose a la figura que acababa de ver. - Si parece que "papi" ha mandado a uno de sus lacayos... - finalizó, con ese aire soberbio tan propio suyo.
Starter para [SP4RKLE] Lucifer había despertado hacía apenas un par de días, entre un montón de trastos, en el interior de un apartamento completamente destrozado. Junto a él, se encontraba una casi ilegible carta, en la que el muchacho de no más de 30 años, según supuso por el cuerpo que ahora estaba poseyendo, que lo había invocado explicaba el motivo por el que lo había llamado, así como detallaba la lista con los nombres de aquellos de los que debía deshacerse. ¿Por qué los humanos recurrían a aquellos métodos para matar a otras personas cuando podían hacerlo con sus propias manos? Fuese cual fuese la respuesta, él había vuelto de su letargo, en un lugar aparentemente seguro de cazadores o de alguno de esos bastardos al servicio de su padre. Le habría gustado que hubiese sido gratis, y no tener aquellas 8 marcas en su brazo recordándole que su capacidad para seguir caminando por el mundo de los humanos tenía unas condiciones a seguir, pero... menos daba una piedra, ¿no? Por ese mismo motivo, se encontraba en la cima de aquel edificio, fumando un cigarro, mirando con fastidio hacia el parque en el que debía abordar a su primera víctima. Algo que habría hecho de buena gana, de no ser porque alguien se le había adelantado, dejando tras de sí un cadáver que en el infierno podría ser considerado, incluso, una preciosa obra de arte. Desde luego, el colega se había quedado a gusto, sí. Si bien, contemplar como una de aquellas marcas desaparecía de su brazo, indicando que ahora solo estaba a 7 muertes de ser completamente dueño de aquel cuerpo hasta que se cansase, era un motivo de relax para él, no podía evitar sentirse frustrado por no haber sido él quien acabase con la vida de aquel pobre bastardo. Lo había estado investigando, y el tipo, a priori, era un buen hombre. Los periódicos que lo mencionaban, hablaban de él como un policía ejemplar, pero, por lo que su anfitrión había escrito de él, y lo que había logrado encontrar en sus archivos de la nube, era un capullo de primera. Un verdadero lobo con piel de cordero. Al conocer todos los detalles sobre él, casi deseó convertirlo en parte de su ejército de seguidores, pero... bueno, el trabajo era el trabajo, y capullos como aquel había muchos en el mundo. Fue la aparición de otra silueta en la escena del crimen lo que hizo que saliese de su mente. Aquello sí que era... curioso. Sin pensarlo dos veces, saltó del edificio, y se dirigió con rapidez inhumana hacia el parque. Sus poderes, hasta que tomase control completo sobre aquel cuerpo, estaban limitados, pero ningún humano sería rival contra él en una pelea, así que, por el momento, se conformaría. - Vaya, vaya, vaya. - Dijo saliendo de entre las sombras del parque, acercándose a la figura que acababa de ver. - Si parece que "papi" ha mandado a uno de sus lacayos... - finalizó, con ese aire soberbio tan propio suyo.
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